País Vasco

ETA lo asesinó cuando iba a ser alcalde de San Sebastián: 25 años sin Gregorio Ordóñez

Este jueves se celebra en la capital guipuzcoana un homenaje al político del PP vasco asesinado en 1995. Se colocará una placa en el lugar del crimen y se inaugurará la exposición "La vida posible" 

  • Gregorio Ordóñez junto a José María Aznar y Jaime Mayor Oreja cuatro días antes de ser asesinado.

El 23 de enero es una fecha marcada en el calendario de los demócratas vascos. Ese día de 1995, a la hora de comer, el etarra Javier García Gaztelu, alias Txapote, entró en el bar La Cepa ubicado en el casco viejo de San Sebastián. En el interior el líder del PP vasco, Gregorio Ordóñez, almorzaba junto a varios compañeros de filas, entre ellos María San Gil. Txapote se acercó por detrás sin mediar palabra y disparó en la cabeza de Ordóñez para espanto del resto de comensales. Pareciera que fue ayer, pero ya han pasado 25 años. 

Solo hacía cuatro días que Ordóñez, de 36 años, casado y padre de un hijo de 14 meses, había presentado su candidatura a la alcaldía de San Sebastián flanqueado por José María Aznar y Jaime Mayor Oreja, como puede verse en la imagen que ilustra este texto. Entonces lideraba las encuestas y, de hecho, cuando se celebraron las elecciones, unos meses después del crimen, el PP fue la formación más votada en la ciudad. Durante el funeral se escucharon gritos de "alcalde, alcalde", según recogen las crónicas de la época.

Ordóñez tenía, en efecto, muchas papeletas para gobernar San Sebastián. Pero ETA lo asesinó. Con el crimen, la banda terrorista iniciaba un nuevo camino en su historia de terror. Porque sumaba a su siniestro punto de mira a los políticos. Y segó las vidas de decenas de ellos en los años siguientes. Era la estrategia de "socializar el sufrimiento", que contaba con el plácet de su brazo político, Herri Batasuna, y que consistía en matar a cargos del PP y el PSOE para esparcir el miedo. 

Frente a Herri Batasuna 

Gregorio Ordóñez se caracterizaba, según quienes lo conocieron y como demuestra la hemeroteca, por decir las cosas de forma clara y rotunda. En sus discursos eran habituales las diatribas contra Herri Batasuna por su complicidad y dependencia respecto a ETA. Para muchos, ese fue el verdadero motivo de que los terroristas decidieran acabar con su vida. 

Su hermana, Consuelo Ordóñez, presidenta de Covite, lo expresaba así en una reciente entrevista con Vozpópuli: " ¿Alguien cree que a mi hermano decidieron matarlo los de la cúpula etarra escondidos en Francia? La orden de asesinar a mi hermano salió del despacho de al lado, donde estaban los de HB, los que dirigían la Mesa Nacional. ¿Qué era KAS? El sitio donde se sentaban y decidían miembros de ETA y de HB". 

Al día siguiente del atentado mortal, Abc titulaba en su portada: "ETA asesina a uno de sus más valientes enemigos". La inquina que la banda y sus cómplices sentían por Ordóñez era infinita. Recibió numerosas amenazas de muerte, pese a lo que se negó a llevar escolta. Dos días después del crimen, en varios pueblos quipuzcoanos aparecieron pintadas que lo tildaban de "torturador" o "asesino"

El etarra Antton López Ruiz, alías 'Kubati', precisamente detenido este miércoles, llegó a escribir meses antes del asesinato que "deseo que algún día, al poner la radio, oiga por ella una buena noticia que me alegre el día", en clara referencia al crimen que se convirtió en oscura realidad. La tumba, ubicada en el cementerio de Polloe, ha sido atacada en varias ocasiones en estos años. Sus familiares se vieron obligados a marcharse de Euskadi.   

El legado en el PP vasco

El legado de Ordóñez en el PP vasco es interminable. Todos los líderes del partido idolatran su figura. La propia San Gil, que presenció el asesinato y salió corriendo tras Txapote, quizás es la mejor exponente de esa afinidad por las ideas y las formas del político asesinado. A menudo se ha atacado a líderes del PP vasco precisamente por apartarse de esa senda, pero hasta el más heterodoxo del partido se mira en ese espejo. 

Su viuda, Ana Iribar, su hijo y su hermana tratan de preservar la memoria de Ordóñez desde la Fundación que lleva su nombre. Ellos son los hacedores de los actos de homenaje que se celebran este jueves, 25 años después. Se colocará una placa de recuerdo junto a ese bar La Cepa donde se produjo el crimen. Y se abrirá la exposición "La vida posible", en el Palacio Miramar, donde quienes estén interesados podrán repasar la trayectoria del hombre al que ETA asesinó cuando iba a gobernar San Sebastián. 

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