"Sería suicida para el propio Pedro y para toda la organización", asegura un alto dirigente del PSOE ante la posibilidad de que el líder socialista sorprenda en la reunión del comité federal prevista para el próximo 9 de julio anunciando que será la militancia del partido la que decida qué hacer ante la investidura de Mariano Rajoy. Esta sería la fórmula que Pedro Sánchez estaría barajando para rehuir cualquier compromiso concreto ante cita tan importante, teniendo en cuenta la fuerte división que hay en las filas socialistas entre quienes defienden que hay que abstenerse para dejar que gobierne el PP, ganador de las elecciones del domingo, y quienes consideran que ello sería tanto como entregar a Podemos el liderazgo de la oposición y, por tanto, son partidarios de votar en contra de la investidura.
Los barones partidarios de dejar gobernar al PP creen que, al final, se impondrá la cordura
Pedro Sánchez está recabando numerosas opiniones sobre la decisión a tomar, incluida la de Felipe González. El expresidente es firme partidario de facilitar que gobierne el PP, al igual que la presidenta andaluza, Susana Díaz, y los presidentes de Asturias, Extremadura y Castilla-La Mancha. Otros referentes del PSOE, como el exministro Javier Solana, fue este miércoles claro en estas posiciones al apostar porque su partido colabore en la constitución de un nuevo Gobierno lo antes posible y Pedro Sánchez ejerza el papel de portavoz de la oposición.
Algunos barones regionales tienen la impresión de que ha vuelto a repetirse, salvando las distancias, un episodio parecido al del pasado 20 de diciembre. Después de las elecciones celebradas hace seis meses, Sánchez apostó sin ambages por negociar un Gobierno con Podemos, intento que frenó a tiempo el comité federal del PSOE imponiéndole dos exigencias: la de no negociar nada parecido con Pablo Iglesias hasta que no renunciara de forma expresa al derecho de autodeterminación en Cataluña y la de no pactar con el Partido Popular. El líder socialista, con las manos atadas, optó entonces por explorar un acuerdo con Ciudadanos, que le resultó insuficiente para llegar a La Moncloa debido a la negativa de Podemos a entrar en la misma alianza.
En esta ocasión, fuentes socialistas informan de que Sánchez no descartó el domingo por la noche explorar la misma vía, si bien hubo personas de su entorno, como José Enrique Serrano, que le persuadieron de lo contrario en la quinta planta de Ferraz. El lunes, quien dio la cara ante los medios no fue Sánchez sino Antonio Hernando, portavoz parlamentario en las dos últimas legislaturas, para dejar entrever que su jefe aceptaría seguir en la oposición a la vista de unos resultados tan “insatisfactorios”, pero nunca facilitar la investidura de Rajoy.
El pulso entre las dos facciones del PSOE podrá medirse con bastante precisión en el comité federal, pero los barones partidarios de dejar que gobierne Rajoy temen que si se pasan de rosca en sus presiones, Sánchez decida consultar a la militancia socialista, sabiendo que en su gran mayoría rechazará cualquier colaboración del partido con el PP, aunque sea en forma de abstención en la investidura.
En el PSOE se recuerda a Sánchez que el sorpasso se evitó gracias al Brexit
Este referéndum, que la actual dirección ya ensayó para validar el pacto firmado en febrero con Ciudadanos, dejaría a los 85 diputados socialistas y al conjunto del partido en una situación muy engorrosa que podría abocar, incluso, a unas terceras elecciones generales. "Si, al final, apareciéramos como responsables de estas nuevas elecciones, podríamos quedar en 30 diputados, como una organización marginal, teniendo en cuenta que lo que nos libró del sorpasso el domingo no fue otra cosa que el clima de miedo provocado por el Brexit", concluye uno de los diputados electos, convencido de que en un tiempo razonable “se impondrá la cordura” y el secretario general respetará las decisiones que adopte el máximo órgano del PSOE entre congresos, prescindiendo de “un proceso asambleario".