Podemos siente una obsesión. Y se llama Margarita Robles. Desde que Pedro Sánchez nombró a la exjueza ministra de Defensa, en junio de 2018, los morados la pusieron en el centro de la diana en la que señalan a los enemigos de su causa. El lío del espionaje de Pegasus ejecutado por el CNI, dependiente de Robles, es solo el último capítulo de una larga historia de puñaladas políticas entre la socialista y la formación liderada por su 'colega' Ione Belarra.
Los morados saben que la beligerancia de sus mensajes contra la ministra de Defensa trasladan a la opinión pública la sensación de que la quieren fuera del Consejo de Ministros. Eso sí, fuentes gubernamentales de Podemos recuerdan que no han pedido su dimisión de manera explícita en todo este tiempo, aunque la dejen caer de forma velada. En verdad, que Robles esté sentada con ellos en Moncloa les es útil para confrontar con lo que piensan que representa: "cercanía con la derecha y el Estado profundo". En plata: les viene bien tener a una 'derechosa' como némesis. Y más si esta se debe al PSOE, el archienemigo morado.
Pablo Iglesias, exlíder de Podemos, es el primero que se lanza contra Robles por su conexión con la diestra española y con el "Estado profundo", es decir, con todos los jueces, militares, policías y agentes secretos que trabajan para destruir la causa morada. Iglesias también el primero en advertir al PSOE de que es un error situar al frente de los ministerios de Estado perfiles como el de la exjueza porque, razona el exjefe de Podemos, por mucho que los socialistas intenten acercarse ideológicamente a la derecha, pueden ser tan víctimas de ella como los morados.
Iglesias: "La ministra favorita de la derecha"
El exvicepresidente lo explica así en su libro, Verdades a la cara: "Sánchez puso en Defensa a Margarita Robles, la ministra favorita de la derecha. En enero de 2021 dimitió el Jemad por ponerse la vacuna antes de tiempo, pero luego lo premiaron con un puesto en Estados Unidos. Una decisión muy de izquierdas, muy democrática. Una maravilla que, encima, no sirve para nada, porque ellos mismos [en referencia al PSOE] pueden ser víctimas de esos aparatos [militares] y del amplio rechazo que produce el Gobierno —no solo Unidas Podemos— en la cúpula militar. Es lógico que un amplio porcentaje de los generales no simpaticen con la izquierda, por eso creo que es crucial colocar ahí a gente con experiencia política, con voluntad de poder y con autoridad".
Iglesias, y Podemos por extensión, está obsesionado con depurar lo que consideran una amenaza para su supervivencia pese a haber logrado ser una fuerza política que forma parte del Gobierno: "Tener unos aparatos del Estado tan hostiles, no solamente a nosotros, sino también al PSOE, es algo de lo que terminarán arrepintiéndose. Hay ejemplos todos los días de los ataques que recibe el Gobierno del Estado Profundo. Lo de [el juez] Manuel Marchena con Alberto Rodríguez es un desafío, una burla. Es decir: nosotros somos el Tribunal Supremo y vamos a condenar a un tipo por haber dado, supuestamente, una patada a un policía a pesar de que esto no se lo crea nadie. Y, además, después de eso, vamos a humillar a tu tercera autoridad del Estado, a Meritxell Batet, para que se arrodille ante nosotros. La clave para entenderlo es ver si Podemos se queda solo en la crítica", analiza Iglesias.
Lo cierto es que la animadversión del exjefe de Podemos a Robles es recíproca. En parte porque la ministra socialista viene del mundo judicial. Pertenecen a dos mundos completamente distintos. Y eso se nota cuando hay que tomar decisiones en Moncloa. El propio Iglesias cuenta una anécdota en su libro que lo ilustra bien, de cuando el Gobierno tuvo que decidir qué negocios debían abrir durante la Gran Reclusión de la pandemia. Según ha sabido Vozpópuli, una de las ministras a las que hace referencia el exvicepresidente segundo es Robles. La otra es la titular de Economía, Nadia Calviño.
"Una de las discusiones de aquel Consejo de Ministros fue si las peluquerías se mantenían abiertas o si podían cerrar. En definitiva, si eran un servicio esencial o no lo eran. En ese debate hubo algunos elementos generacionales. ¿Quién planteó lo de las peluquerías? Pues las ministras de una cierta edad para las cuales ir a la peluquería es imprescindible. Decían que para una señora de una cierta edad quedarse sin peluquería puede afectar incluso a su dignidad. Seguro que tenían razón y, desde luego, yo no me lo había planteado", rememora Iglesias con cierta sorna.
Un verso suelto
Robles, que no es militante socialista, ha sido en muchas ocasiones un verso suelto dentro del engranaje de Moncloa. No ha dudado en arremeter contra Podemos, y en especial contra Iglesias, cada vez que el partido morado se ha desmarcado de la línea política marcada por el presidente.
La ministra de Defensa, tal y como publicó este diario, se opuso a la entrada de Iglesias a la comisión delegada del CNI. Pero Moncloa zanjó aquel contencioso en beneficio del exlíder de Podemos. El choque más intenso entre Robles y los morados se produjo a finales del 2020 precisamente a cuenta del Sáhara y Marruecos. La ministra de Derechos Sociales Ione Belarra, entonces secretaria de Estado, acusó a Robles de hacer “daño” al Gobierno y de ser la ministra favorita de los “poderes que quieren que gobierne el PP y Vox”.
Y ese no es el último roce entre Robles y sus 'colegas' de Podemos. Antes de que estallara la guerra en Ucrania, cuando Rusia amontonó el pasado enero tropas junto a la frontera de la exrepública soviética, los morados volvieron a poner a la ministra socialista en la diana. Y todo porque, como reconocieron a este diario altas fuentes moradas, pesaba el ánimo de venganza por la cacería que emprendió el PSOE contra el ministro de Consumo, Alberto Garzón por el lío de las macrogranjas.
Robles nunca nos ha tenido consideraciónUna alta fuente de Podemos
"Robles nunca nos ha tenido consideración, ni nos ha dedicado buenas palabras. Por ejemplo, durante la pandemia no tuvo una buena palabra con nosotros cuando arreciaron las críticas por la gestión de las residencias", detalla una importante fuente morada que pone rostro a la decepción de su partido con los gestos de la ministra de Defensa.
Lo cierto es que en Podemos sentó muy mal el ofrecimiento militar de la titular de Defensa a la OTAN anterior a la invasión, cuando propuso a la Alianza Atlántica adelantar el envío de dos buques, previsto con anterioridad a la crisis con Rusia, así como el ofrecimiento de enviar varios cazas a Bulgaria para disuadir por aquel entonces a Moscú de invadir Ucrania. El grito que lanzó Belarra de que el PSOE era el partido de la guerra y por el que Podemos se tuvo que desdecir, estuvo motivado por ella.
Altos dirigentes morados comentan en privado que el lado socialista del Gobierno no les informó de los planes de Robles y aunque entienden que los ministerios de Estado son cosa del PSOE, en verdad esperaban algún gesto por ser "el mismo Gobierno". Y es que compartir colchón en Moncloa incomoda mucho en Podemos cuando surgen casos como Pegasus. Y más cuando es Robles una de las protagonistas.
UnodeTantos
Lo decían por la radio.: Cuando Sánchez nombró, cuando no había razones de urgente necesidad, a Iglesias para la Comisión Delegada de Inteligencia que controla al CNI, Robles y la directora del CNI acordaron limitar la información del CNI que llegaba a esa comisión delegada; lo hicieron para evitar que esa información secreta llegara al gobierno comunista de Venezuela o cualquier país comunista, es decir, antioccidental. Esta acción de Robles ha tenido como consecuencia que los comunistas quieran expulsar del Gobierno a Robles.