La Policía Municipal regresó la noche de este jueves a la casa de la calle Lagasca de Madrid en la que hace semanas irrumpió la Policía Nacional derribando la puerta con un ariete. Los agentes del Ayuntamiento de Madrid acudieron una vez más alertados por un vecino que llamó denunciando ruidos y música en su interior a todo volumen, según informan a Vozpópuli varias fuentes conocedoras de la situación.
En este caso, la intervención tuvo una resolución más pacífica que la anterior. Una pareja de agentes municipales acudió al piso en torno a las cuatro de la madrugada. El residente, un joven de nacionalidad británica, alegó que estaba en el interior del domicilio viendo la televisión. Según fuentes de su entorno, invitó a pasar a los agentes para que inspeccionasen el lugar, pero se marcharon sin levantar acta. Fuentes de la policía local confirman esta versión a este periódico. Llegaron a entrar en la casa y el joven estaba solo.
Los vecinos ponen en duda que estuviese solo viendo la televisión y creen que cuando llegó la Policía ya había terminado la fiesta. Pero seguía la música a todo volumen y con restos evidentes como vasos o botellas, afirman. Los agentes tomaron los datos a uno de los vecinos y le ofrecieron la posibilidad de presentar una denuncia.
Este es el mismo lugar en el que la Policía Nacional derrumbó la puerta la noche del 21 de marzo provocando el debate en su actuación. Fue muy criticada por sectores de la carrera judicial, la propia policía o partidos políticos. Frente a todos ellos se posicionó el Gobierno y el Ministerio del Interior de Fernando Grande Marlaska. Avaló la actuación de los policías bajo la premisa falsa de que se trataba de un piso dedicado solo a organizar fiestas ilegales durante la pandemia.
Detenido hace semanas
Como informó este periódico, el joven británico que le abrió este jueves la puerta a la Policía Municipal es uno de los detenidos hace semanas en aquella polémica actuación policial. Reside ahí desde enero, según confirman los vecinos. El afectado esgrime un contrato de alquiler para desmentir al Gobierno. Su caso todavía está pendiente de resolverse en los Juzgados de primera Instancia de Madrid. Su abogado ha pedido el archivo y en función de eso decidirán si presentan una denuncia contra los agentes por allanamiento.
La Policía justifica su patada en la puerta en que pidieron en varias ocasiones a las personas que estaban dentro -incumpliendo las medidas de prevención contra la covid- que abriesen la puerta para poder ser identificados y propuestos para sanciones de multa. Ante su negativa a abrir la puerta, los agentes alegan un delito de desobediencia grave en virtud de la Ley de Seguridad Ciudadana y entraron a la fuerza por la comisión de un delito flagrante. Algunos de los implicados llegaron a los calabozos engrilletados. El Juzgado de guardia avaló estas detenciones.