José Luis Ábalos se aferra al acta. El desafío del exministro llegará hasta el final, de acuerdo con lo expresado en el comunicado que el también ex secretario de Organización ha emitido la mañana de este martes. En consecuencia, el grupo procederá a su expulsión como parlamentario socialista y pasará de forma automática a integrar el Grupo Mixto.

El silencio en las filas socialistas da cuenta de que los intentos por convencer a Ábalos de que renuncie a su condición de diputado han sido incesantes hasta el último minuto. En cualquier caso, ha sido el propio exministro el que ha ratificado públicamente su postura en una comparecencia a petición propia que ha ofrecido en la sala de prensa del Congreso.

"Me gustaría estar respaldado por el partido y tener el beneficio del compañerismo. No ha sido así, no ha sido posible. Me quedo con las voces que me piden que siga adelante y defienda mi honorabilidad. No estoy acusado de nada. Lo único que queríamos era proteger a la gente. El proceso fue correcto de acuerdo a la normativa del momento. Mi renuncia sería admitir mi culpabilidad. Tengo ya una edad y sé lo que es un apestado político. Defenderé mis ideas desde el Grupo Mixto. Me enfrento a todo el poder político, de una parte y de otra, y lo tengo que hacer solo. No voy a conceder preguntas", ha asegurado Ábalos.

Del modo que sea, Ferraz ya se ha apresurado a explicar que el margen de 24 horas del ultimátum que el PSOE dio a Ábalos para que renunciara al acta expira esta noche, dado que, según la nueva versión de la dirección socialista, el plazo comenzó a contar desde que el ex titular de Transportes recibió, la noche del lunes, el burofax por el que fue informado.

La presión de la ejecutiva del PSOE, con una exigencia explícita al exministro para que renunciara a su acta de diputado, ha molestado enormemente a quien lleva militando en el partido desde nada menos que 1981, artífice de la 'resurrección' política del secretario general socialista y conocedor en profundidad de la sala de máquinas del partido, así como de múltiples detalles relacionados con los más de cinco años de Gobierno de Pedro Sánchez.

La reubicación de Ábalos en el Grupo Mixto supone un nuevo quebradero de cabeza para el Gobierno y su presidente y pone un escollo más en la viabilidad de la legislatura

Un escollo más para la viabilidad de la legislatura

Pese a que el hoy diputado ha negociado una salida (se ha apuntado a una colocación en el sector privado fuera de España) para afrontar los gastos económicos derivados de una situación familiar compleja, lo cierto es que Ábalos ha tomado esta decisión por su convencimiento íntimo de no tener cuenta pendiente alguna con la Justicia, por su interés en mantener la condición de aforado con vistas a la deriva del proceso judicial del 'caso Koldo' y, sobre todo, por su nula confiabilidad en la capacidad de Sánchez de cumplir con sus compromisos.

La reubicación de Ábalos en el Grupo Mixto supone un nuevo quebradero de cabeza para el Gobierno y su presidente y pone un escollo más en la viabilidad de la legislatura. Por una parte, el grupo socialista merma un escaño (se queda en 121), lo que expone aun más las decisiones de Sánchez al escrutinio de Junts. Por otra, Ábalos, muñidor principal de la moción de censura que llevó a Sánchez en 2018 a la jefatura del Ejecutivo, tiene una acreditada capacidad para retorcer cualquier proceso de negociación en la Cámara, lo que sin duda podría llevarle a torpedear las iniciativas del bloque de investidura hasta frustrarla.

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