El resultado de las elecciones del 10-N es una incógnita. La abstención previsiblemente alta y las dudas que mantiene buena parte del electorado por esta repetición electoral que nadie entiende amenazan con arrojar a España a un escenario de ingobernabilidad sin precedentes.
El mapa que dibujan las encuestas es bastante peor que el salido de las urnas el 28 de abril. Y Pedro Sánchez, principal responsable del 10-N, se juega La Moncloa este domingo.
Mucha gente en el PSOE no entendió esta repetición. Y Sánchez, empujado por su jefe de Gabinete y asesor Iván Redondo, eligió las nuevas elecciones para reforzar su mayoría parlamentaria. Sin embargo, la sensación extendida en Ferraz es que va a costar sangre, sudor y lágrimas mantener los 123 diputados de abril.
Campaña errática de Sánchez
Los graves disturbios en Cataluña, la incapacidad del PSOE por aclarar su política de pactos, los guiños a la derecha y el maratón de entrevistas y mitines en el que se ha embarcado Sánchez han convertido su campaña en un galimatías. El propio presidente admitió que parte de estos errores ha sido fruto del agotamiento.
Nada sugiere que la victoria de Sánchez esté en peligro. Pero, ¿el Gobierno? Es difícil hacer un pronóstico por el estado de cabreo generalizado en la opinión pública. En cualquier caso, el candidato socialista se enfrenta a una gobernabilidad endiablada si resulta vencedor. Y de nuevo surgirán las dudas sobre si busca a Podemos y los separatistas o intenta otras vías.
La tercera vía, la del pacto con Ciudadanos, parece que será imposible. La suma de ambos partidos, que tenía la mayoría absoluta holgada del Congreso después del 28-A, no tiene visos de acercarse si quiera a los números de abril.
Y si Sánchez está sufriendo, el líder naranja, Albert Rivera, se postula como el gran damnificado de la repetición electoral. Ciudadanos se enfrenta a un severo correctivo de las urnas después de los meses más convulsos desde que el partido diera el salto a nivel nacional.
Las salidas de algunos de sus pesos pesados y las críticas a la estrategia de Rivera han pasado a factura a Ciudadanos. En su mejor encuesta, que es la del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), aspira a 35 escaños, desde los 57 que obtuvo en abril. Otros sondeos hunden a Rivera por debajo de los 20 diputados.
¿Dónde está el suelo de Rivera?
Es cierto que el votante naranja es el más indeciso. El partido ha tratado estos días de animar a su electorado. Para Ciudadanos un uno o un dos por ciento más de apoyo es una frontera que le puede dar 20 diputados más o menos.
Rivera se juega su futuro político en estas elecciones después de lo que para muchos ha sido su mayor error estratégico. A Rivera se le achaca no haber ofrecido una negociación de largo recorrido a Sánchez para presionar al PSOE en la recta final de la pasada legislatura.
A la izquierda de Sánchez, Unidas Podemos parece en disposición de resistir en los 40 escaños. La formación morada ha hecho de la defensa del Gobierno de coalición con el PSOE su estrategia de campaña. Y Podemos no va a ceder más.
Pablo Iglesias no renunciará al Consejo de Ministros, como hizo en julio. Pero si además el PSOE retrocede, Iglesias tendrá en su mano exigir carteras mas relevantes en una hipotética negociación. Ese reparto fue el obstáculo que tumbó la investidura de julio.
A partir de ahí, está por ver si PSOE y Podemos se bastan por sí solos -improbable- o necesitan el concurso de otras fuerzas nacionalistas y separatistas. Un escenario muy complejo tal y como están las cosas en Cataluña y la previsible convocatoria de elecciones en esa comunidad.
Sánchez, además, ha pedido reiteradamente no descansar la gobernabilidad del país en el independentismo. Pero del dicho al hecho...
Casado afianza su liderazgo
El resultado de Ciudadanos y la participación serán determinantes si el centro derecha quiere tener una opción de derrotar a Sánchez. Todo indica que el PP va a mejorar sustancialmente su suelo histórico de 66 diputados de abril.
El candidato del PP, Pablo Casado, ha llegado a decir este viernes que hay opciones de victoria. Y que las encuestas están muy distorsionadas por las dudas sobre la abstención. Casado ha renegado de la línea que le llevó a la presidencia del PP en busca de un mensaje más centrado. Y está funcionando.
Casado sobrevivió gracias a los salvavidas de Ciudadanos y Vox tras las elecciones autonómicas y municipales del 26-M. El 10-N va a afianzar su todavía joven liderazgo al frente del PP. La guinda sería La Moncloa. Una posibilidad que no detectan las encuestas, pero que hoy por hoy nadie descarta.
La tesitura que se puede encontrar Casado ante una eventual mayoría es la fortaleza de Vox. Al igual que ocurrió en abril, el partido de Santiago Abascal llega al día de las elecciones con unas expectativas muy altas. Pero la lección del 28-A es que una cosa son los sondeos y otra diferente depositar la papeleta.
Vox: de las encuestas a la urnas
Abascal ha pedido prudencia a los suyos, pero hay quien ve a Vox en los 50 escaños. Logró 24 el 28-A. El resultado de Vox será determinante para medir el cabreo general de la sociedad. No sólo por su carácter de partido de la antipolítica, sino por todo lo que está ocurriendo en Cataluña.
¿Y Errejón? La irrupción de Más País no se vislumbra como algo determinante. Pero si la mayoría se juega en uno o dos escaños, Íñigo Errejón podría tener la llave que busca. De momento, el candidato se ha enfrascado en una campaña sin pena ni gloria, y sus mejores opciones de obtener representación parlamentaria pasan por Madrid y la Comunidad Valenciana tras su alianza con Compromís.
En el resto de circunscripciones en las que concurre Más País, Errejón resta a PSOE y Podemos más de lo que suma. Y su presencia amenaza con entregar algún otro escaño al centro derecha.