Si hay un asunto sensible en los electorados europeos ese es el de la inmigración descontrolada, y PP y Ciudadanos han dando muestra en las últimas horas, para alarma del Gobierno, de estar dispuestos a romper el discurso oficial de los últimos años consistente en decir: estamos ante un problema manejable; con picos de avalancha en las vallas de Ceuta y Melilla, y en el desembarco de pateras durante el verano en la costa andaluza, pero manejable.
Las imágenes de 600 subsaharianos atacando a guardias civiles el jueves pasado con cal viva y sprays -algunos tuvieron que recibir asistencia hospitalaria-, unidas al desembarco de otros centenares en pateras por la costa andaluza constituyen un caramelo demasiado goloso como para que lo dejaran pasar un Pablo Casado recién llegado a la presidencia del PP y necesitado de asentarse, y un Albert Rivera a quien la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa ha arrebatado buena parte del protagonismo de estos meses.
El pistoletazo lo dio el domingo Casado al afirmar en Twitter, "aunque sea políticamente incorrecto", que "millones" de africanos no pueden aspirar a quedarse en España porque no hay trabajo ni condiciones materiales de vida que ofrecerles.
No es posible que haya papeles para todos, ni es sostenible un estado de bienestar que pueda absorber a los millones de africanos que quieren venir a Europa y tenemos que decirlo, aunque sea políticamente incorrecto. Seamos sinceros y responsables con esta cuestión. https://t.co/q8p9qxbSFG
— Pablo Casado Blanco (@pablocasado_) July 29, 2018
Semejante aseveración por parte de su rival espoleó al presidente de Ciudadanos, quien este lunes, ni corto ni perezoso, voló a Ceuta para recorrer la valla fronteriza, solidarizarse y fotografiarse con los guardias civiles y policías, y exigir al presidente del Gobierno que deje de "mirar para otro lado"; que vaya "más allá de las ocurrencias, del buenismo y de los comités de marketing, que solo están creando un efecto llamada"; que deje "el buenismo" para otras cosas, le pide Rivera.
Ya el domingo, solo con las palabras de Casado y el anuncio de viaje del líder de C's a la ciudad norteafricana -que el presidente del PP también efectuará en breve-, habían sonado todas las alarmas en La Moncloa. A medianoche, portavoces gubernamentales intentaban calmar el clima de supuesta invasión de subsaharianos apelando a los datos: "No es justo hablar de efecto llamada" por haber acogido a los inmigrantes que iban en el barco Aquarius, rechazado por Malta e Italia, porque "la tendencia al alza en la llegada se mantiene desde 2013.
Por vía marítima en 2016 y 2017, gobernando Mariano Rajoy, llegaron a España 8.162 y 21.989 inmigrantes (un 269% más). Hasta el 30 de mayo habían llegado 7.970, pero la auténtica avalancha, según señalan PP y C's se ha producido porque Italia ha cerrado la ruta Libia y el Gobierno socialista español ha incentivado a las mafias de la inmigración ilegal para que lo intenten por España vía Marruecos.
La primera reacción del Gobierno ha consistido en acusar a Casado y Rivera de alinearse con las tesis racistas de los actuales gobiernos de Italia, Hungría y Austria
Este discurso, por repudiado que haya sido hasta ahora entre políticos y medios de comunicación españoles, da votos no solo en sectores de extrema derecha o centro derecha, sino entre la población en general en las zonas más afectadas, costa andaluza, Ceuta y Melilla, admiten a Vozpópuli fuentes socialistas. Y el PSOE ya tiene "suficientes problemas" de estabilidad parlamentaria como para ver crecer un movimiento de esas características.
La ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, acusó directamente a Casado y Rivera de sumarse "a las tendencias de algunos otros líderes de Europa están teniendo que son racistas y xenófoba", en alusión al ministro del Interior italiano, Salvini, y a los primeros ministros de Austria, Sebastian Kurtz, y Hungría, Viktor Orban.
Y desde la Moncloa fuentes del Ejecutivo hacen un llamamiento para que afronten con "lealtad, visión de Estado, prudencia e inteligencia" el problema migratorio al que tiene que hacer frente España por su condición de frontera Sur de Europa. El Gobierno rechaza los "viajes políticos" con "fines electorales" de los presidentes de PP y Ciudadanos.
El Ejecutivo de Sánchez defiende que en tan solo ocho semanas ha tenido que tomar medidas por la "absoluta imprevisión" de Rajoy y su equipo. Según su tesis, la presión migratoria se ha ido doblado año anualmente en los últimos, y éste no está siendo distinto, pero el PP no tomó medidas para atender adecuadamente a todos los que llegan a las costas andaluzas.
La Moncloa recuerda que el ministro del Interior ya ha visitado Senegal, Mauritania y Marruecos para reforzar la cooperación fronteriza
Recuerdan que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ya ha visitado Senegal, Mauritania y Marruecos para reforzar la cooperación y que se han habilitado nuevos espacios para atender a las personas que cruzan el Estrecho, entre ellos el albergue que se ha habilitado en Chiclana (Cádiz) que ha visitado la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio.
El Gobierno contrasta su actuación con la de quienes "parece que van a resolver" este problema haciendo "declaraciones" con la intención de alarmar o "paseos políticos" a Ceuta cuya única utilidad, en su caso, podría ser buscar réditos electorales. "Eso resulta difícil de entender en términos de sosiego, responsabilidad y visión de Estado", apuntan las mismas fuentes, que, además, avisan: si alguien quiere utilizar este asunto políticamente se va equivocar.
Por eso los socialistas confían en que el nuevo presidente del PP no se dedique a explotar "discursos xenófobos que no casan con la democracia española", sino los que están manteniendo líderes de centro derecha como la canciller alemana, Angela Merkel. Lo que no va a hacer el Gobierno es "darse paseos por lugares donde hay problemas" como ha hecho Albert Rivera, porque no tiene ninguna utilidad.