Lo que en un inicio pueden parecer unas elecciones normales al visitar el centro educativo de nuestra zona y depositar una simple papeleta, en realidad es todo un entramado de normativas: concretamente de 27 procesos electorales diferentes. Ciudadanos de todos los países europeos son llamados a las urnas para elegir a sus representantes, que hablarán por ellos en el Parlamento Europeo durante los próximos cinco años.
Mientras que en España los comicios se producen el próximo domingo 9 de junio, las elecciones europeas ya están en marcha en otros países. Estonia comenzaba con el voto electrónico el pasado lunes, mientras que Países Bajos ha sido llamado hoy mismo a las urnas. Mañana votarán República Checa e Irlanda.
Aunque las distintas jornadas en las que los europeos ejercen su derecho a voto no son las únicas diferencias que se dan entre los países: en algunos de ellos, los ciudadanos tienen varios días disponibles para votar. República Checa e Italia cuentan con dos días para acudir a las urnas. De hecho, este último cuenta con el récord de horario más tardío de cierre de los colegios: el domingo a las once de la noche. Mientras, en España es posible votar de 9.00 de la mañana a las 20.00 horas.
¿Por qué se dan estas diferencias entre países?
El motivo de las diferencias de jornadas y horarios de los comicios europeos radica en su normativa común: no la hay. El Parlamento Europeo ha insistido varias veces en la necesidad de armonizar el proceso mediante la puesta en común de unos conceptos mínimos, lo que permitiría reforzar el carácter europeo de estas elecciones.
Actualmente, es la normativa de cada país la que marca el procedimiento en cada uno de ellos, con sus normas, umbrales, circunscripciones y rarezas. Esto afecta también a los umbrales necesarios para conseguir el primer escaño: hay países que no tienen y otros que si. España acompaña a otros trece Estados miembro que no tienen umbral, pero nueve países -República Checa, Francia, Croacia, Letonia, Lituania, Hungría, Polonia, Rumanía y Eslovaquia- lo fijan en un 5 %. En Italia, Austria y Suecia es del 4 %; en Grecia del 3 % y en Chipre del 1,8 %.
Lo cierto es que ya se han dado iniciativas y propuestas para cambiar esta situación, pero no han proliferado. En 2022 se planteó que en todos los países hubiera dos tipos de votos posibles: uno equivalente al actual, para las listas nacionales, y otro adicional para una circunscripción europea única de 28 escaños. En este último caso, el cabeza de lista sería el candidato a la presidencia de la Comisión Europea.
En esta propuesta también también se recogían umbrales y jornadas de votación comunes con listas obligatorias en formato cremallera -alternando un hombre y una mujer de manera sucesiva- o
con cuotas de género para asegurar la igualdad de representación.
