Política

Casado teme que continúe el bloqueo tras el 10-N y se vea obligado a investir a Sánchez

El líder popular prefiere que Iglesias acepte in extremis apoyar al PSOE, y que éste 'se cueza en su salsa', por más que las encuestas auguren al PP un aumento de los actuales 66 escaños si hay elecciones 

  • Pedro Sánchez y Pablo Casado, en su primera reunión en Moncloa, el 9 de julio de 2018

Pablo Casado se prepara para su reválida como líder del PP en una eventual repetición de las elecciones generales el 10 de noviembre. Esos comicios no le vienen mal en tanto que va a aumentar el traumático resultado del 28 de abril, 66 diputados, el peor de la historia del PP, pero si pudiera evitarlos lo haría porque "no van a servir" para que España salga del bloqueo, explican a Vozpópuli fuentes de su entorno.

Es más, Casado teme que el enconamiento en las relaciones entre el PSOE y Unidas Podemos vaya a más tras esos comicios y al PP no le quede más remedio que abstenerse -esta vez sí- en la investidura de Pedro Sánchez para evitar que el país fuera a unas terceras elecciones; lo mismo que hizo el PSOE con Mariano Rajoy en 2016 después de una durísima y traumática crisis interna que acabó con Sánchez en la calle.

Ya ofreció apoyo presupuestario 

"Cómo vamos a decir que no en ese caso (que siga el bloqueo). Toda la presión que recae ahora sobre Pablo Iglesias, tras las elecciones recaería sobre el PP", reconocen las citadas fuentes en referencia a la famosa abstención patriótica, sobre la que ya se especuló tras el encuentro secreto que mantuvieron el pasado 26 de junio en La Moncloa el presidente del Gobierno en funciones y Casado.

En esa reunión, el líder de la oposición llegó a ofrecer a Pedro Sánchez un apoyo presupuestario para sacar adelante la legislatura si lograba la investidura por otro lado, con Unidas Podemos; pero ya entonces se negó en redondo a la "abstención técnica" que este martes le volvió a reclamar el inquilino de La Moncloa durante la presentación de las 370 medidas que propone el PSOE:

Quedan todavía dos semanas para saber si Sánchez e Iglesias se ponen de acuerdo y en la sede de Génova no acaban de fiarse. La fecha clave para la dirección popular es el viernes 20 de septiembre. Si para esa fecha el candidato socialista no ha sido investido ya no lo será porque el Rey tres días más tarde, el lunes 23 disolverá las Cortes.    

El presidente del PP cuenta con que, llegados a ese extremo de repetición electoral y continuación del bloqueo, el grueso de los barones populares, con Alberto Núñez Feijóo e Isabel García Ayuso a la cabeza, apoyen su decisión. De hecho, ya pedían en julio esa abstención patriótica para evitar que España caiga en manos de las políticas "populistas" de Unidas Podemos.

Antes de abstenerse para evitar unas hipotéticas terceras elecciones, Casado necesita que la repetición de los comicios el 10 de noviembre deje claro que él, y no Rivera, es la alternativa a Sánchez

Porque, si la dirección popular se viene negando en redondo a esa solución en esta legislatura non nata a punto de acabar, es, básicamente, para sobrevivir como alternativa al PSOE: antes de una decisión de ese calado, políticamente tan antinatural en la tradición española, Pablo Casado tiene que zanjar victorioso su pulso con Albert Rivera por el liderazgo de la oposición; que no quepa duda política de que el sucesor de Sánchez en La Moncloa es él.

Para ello confía en que la actual distancia entre su partido (66) y Ciudadanos (57 diputados) aumente tras los comicios del 10 de noviembre gracias al voto útil en el bloque de centro derecha que atraerá el PP procedente de los caladeros del partido naranja y, sobre todo, de un Vox que se desinfla por momentos

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