Pablo Iglesias quiere evitar que dirigentes críticos lleguen a los gobiernos autonómicos. El secretario general se está aprovechando de Izquierda Unida para dinamitar un acuerdo casi cerrado en La Rioja y dirigentes territoriales también manifiestan su rabia por la intrusión en Aragón. Creen que Iglesias maniobra para que no se escenifique un éxito de miembros de la corriente crítica, cuando él puede fracasar en su pulso para entrar en el Consejo de Ministros. Además de luchar para que los díscolos no se fortalezcan de cara a un Vistalegre III.
Con todas las miradas puestas en Madrid, Iglesias ha ido olvidando su presencia a nivel territorial. En ese vacío, los negociadores de Podemos en La Rioja y Aragón han decidido ir por libres. Y están a punto de cerrar gobiernos de coalición con el PSOE en ambas Comunidades. En La Rioja, por ejemplo, los preacuerdos con la socialista Concha Andreu apuntan a que Podemos pueda tener al menos una consejería.
Pero cuando todo parecía encauzarse, han visto cómo las injerencias de Madrid están amenazando con romperlo todo: decenas de llamadas desde la dirección nacional en el pasado fin de semana han buscado torpedear todo tipo de acuerdo. Sobre todo después de que Francis Gil, ex asesor político de Iglesias pero que se ha distanciado de él, ha ido a esos territorios para ayudar en las negociaciones con el PSOE.
Aparente cesión
Aseguran que Iglesias y los suyos buscan desautorizarle, ofreciendo al socialista Javier Lambán, a través de Sánchez, el apoyo externo de Podemos en lugar que pelear para estar en el Ejecutivo. Y han enviado a otro emisario, David Vila, para que sustituya a Gil como negociador, como adelantó El Independiente.
Fuentes de Podemos en La Rioja y Aragón también mantienen que Iglesias ha abierto un canal de negociación paralelo con Sánchez, para ofrecer esa aparente cesión de Podemos en La Rioja y Aragón como moneda de cambio para llegar al Consejo de Ministros. Un tacticismo exasperado, sostienen, en el que también está jugando un papel clave IU.
El pasado fin de semana, el partido de Alberto Garzón rompió la negociación a tres con Podemos y el PSOE en La Rioja. En esa Comunidad, la candidata de Podemos, Raquel Romero, es considerada pablista, pero según fuentes de Podemos ha cerrado filas con otros miembros del partido en la región considerados díscolos por la "dejadez" de la dirección nacional. La delegada de IU en esa Comunidad, Henar Moreno, además, ha levantado muchas ampollas incluso entre los socialistas por sus escasas capacidades negociadoras, afirman fuentes de ese partido.
Sin 'diktat'
Pero los miembros de Podemos en esos dos territorios no quieren aceptar el diktat. Aseguran que “diga lo que diga Madrid”, en los parlamentos regionales son ellos los que “de verdad votan”. Van así alertando a los candidatos socialistas de que deberán contar únicamente con su visto bueno y que los movimientos de la cúpula madrileña no tendrán efecto.
A la vez que acusan a Iglesias de favorecer gobiernos de coalición solo donde considera que las federaciones moradas están controladas por sus acólitos. Estas serían, al menos de momento, Canarias, Baleares y Valencia. En la Comunitat Valencia, por ejemplo, recuerdan cómo Iglesias impulsó a Pilar Lima, considerada “muy pablista”.
En el trasfondo de todo eso se encuentra Íñigo Errejón. El ex número dos de Podemos piensa aprovechar un fracaso de las negociaciones con Sánchez e Iglesias y posible convocatoria de nuevas elecciones. Trabaja a contra reloj para intentar tener listo su partido y tiene una esperanza: atraer a todos los dirigentes y militantes de Podemos que censuran la acción de Iglesias. Si Iglesias no logra cicatrizar las heridas territoriales, el peligro es que Errejón capitalice ese malestar.