El Congreso de los Diputados clausuró oficialmente su actividad el pasado miércoles, 21 de diciembre, y no la retomará plenamente hasta el martes 31 de enero. Entre el cóctel de despedida de 2016 y el primer pleno del 2017 habrá un parón de 40 días porque nadie ha pedido que se habilite enero de modo extraordinario. El primer mes del año está considerado inhábil en la legislación (artículo 73 de la Constitución), pero eso puede cambiarse si lo solicita el Gobierno, la Diputación Permanente o una mayoría del Parlamento. No es el caso.
La última reunión de la Mesa del Congreso, celebrada este martes, no abordó el asunto porque nadie lo ha planteado. De hecho, ni siquiera hay previstas reuniones de la Diputación Permanente -órgano que asume el mando en los periodos inhábiles- y solo dos comisiones -Sanidad y Pacto de Toledo- han pedido celebrar sesiones extraordinarias en enero. Las próximas semanas serán, pues, de casi absoluta inactividad en la sede de la soberanía nacional.
“Enero es inhábil y no ha habido debate al respecto”, informaron fuentes de la Mesa al concluir la última reunión del año. Duró más de dos horas y media y trató, además de varios asuntos administrativos y organizativos, dos temas de calado político: vetos del Gobierno a iniciativas de la oposición y calendario del periodo de sesiones febrero-junio. El primer capítulo se cerró con la decisión de aceptar el veto de Moncloa a una proposición del PSOE para suprimir tasas judiciales -a lo que se opusieron los socialistas y Unidos Podemos- y el segundo con un plan de trabajo que contempla despejar la agenda la segunda semana de febrero para no interferir en los cónclaves internos de PP y Podemos. Ciudadanos votó en contra de este calendario al considerar “injustificable” que la “actividad interna” de las formaciones condicione la labor parlamentaria.
De los 34 órganos parlamentarios constituidos esta legislatura, solo dos (Sanidad y Pacto de Toledo) se reunirán en enero
Fuentes del Congreso explicaron al concluir la reunión de la Mesa que solo se han registrado dos solicitudes de comisiones para reunirse en enero: las mencionadas de la Comisión de Seguimiento y Evaluación de los Acuerdos del Pacto de Toledo -que está explorando una reforma del sistema de pensiones para garantizar su viabilidad- y de la de Sanidad.
La Cámara baja ha constituido esta legislatura 19 comisiones permanentes legislativas y siete no legislativas, además de seis mixtas junto al Senado y dos ponencias -una de estudio sobre el Brexit y otra de relaciones con el Consejo de Seguridad Nuclear-. Todos estos órganos, salvo los dos ya citados, permanecerán paralizados las próximas semanas. No obstante, aún podrían reconsiderar su postura y pedir sesiones extraordinarias, como se prevé que haga la Comisión de Hacienda para acoger la comparecencia cuatrimestral del Ministerio del ramo a mediados de enero.
Pleno el día 31
En cuanto al pleno, no volverá a reunirse hasta el martes 31 de enero, habilitado de modo excepcional porque ese día vence el plazo para convalidar los últimos decretos ley aprobados por el Gobierno -sobre el nuevo bono social y el plan de garantía juvenil-. Habrá control al Ejecutivo el miércoles 1 de febrero y el pleno concluirá el jueves 2. La semana siguiente no habrá sesión plenaria porque, como ha quedado dicho, la Cámara ha decidido mantener un perfil bajo para no interferir en los procesos congresuales de PP y Podemos.
El partido de Mariano Rajoy celebra su primer cónclave nacional en cinco años para actualizar estatutos e ideario y renovar la cúpula directiva. La principal incógnita a despejar es si María Dolores de Cospedal se mantendrá como número dos y compatibilizará la Secretaría General con el Ministerio de Defensa y con la presidencia del PP castellanomanchego. En cuanto a Podemos, afronta su congreso de refundación -bautizado como Vistalegre II- en un estado de profunda división interna que tiene a la formación completamente partida en dos.
Ciudadanos critica que el Congreso no celebre pleno la segunda semana de febrero para no eclipsar los cónclaves de PP y Podemos
En estas circunstancias, la Mesa decidió “seguir la tradición” de no convocar plenos las semanas en que algún partido celebra congreso, algo que también ocurre cuando hay comicios en alguna autonomía o al Parlamento Europeo. Del mismo modo, no suele haber sesión plenaria las primeras semanas de mes, aunque 2017 vaya a tener al menos dos excepciones: la ya explicada de febrero y otra en abril. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, propuso a la Mesa celebrar pleno del 4 al 6 de ese mes para compensar el parón que provocará la Semana Santa del 10 al 23, algo en lo que todos estuvieron de acuerdo. Pese a ello, Ciudadanos mantuvo su voto en contra del calendario para expresar su desacuerdo con la decisión de dejar vacía la segunda semana de febrero.
“Vendremos de un mes inhábil como enero, después de un año de bloqueo político con escasa actividad parlamentaria y deberíamos celebrar cuatro plenos en febrero, no dejar que la actividad interna de los partidos condicione al Congreso”, explicaron desde la formación de Albert Rivera. Una postura que no compraron ni los afectados por cónclaves de partido -PP y Podemos-, ni un PSOE que tiene pendiente convocar el suyo, previsiblemente para junio o julio. C’s también celebrará congreso en breve, una semana antes que populares y morados, pero no ha pedido que se libere esa semana de actividad parlamentaria. De hecho, será en vísperas de la Asamblea General naranja (4 de febrero) cuando la Cámara baja retome su actividad tras el paréntesis invernal.