La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, ha abierto una puerta que en Ferraz aseguran que está cerrada. Pese a que la exministra se mostró favorable, en una entrevista con Vozpópuli, a hablar con el Gobierno sobre los Presupuestos Generales del Estado de 2018, la dirección federal insiste en que Mariano Rajoy y el PP tienen que olvidarse de los socialistas para sacar adelante sus cuentas. Y porque dan este 'no' por sentado, algunos dirigentes socialistas recibieron con sorpresa las declaraciones de Narbona.
La presidenta del partido no habló de un voto favorable, ni siquiera de una abstención, pero sí de una negociación en la que, cuando se le preguntó, no descartó un acuerdo si algunos de los planteamientos que el PSOE pone encima de la mesa salen "adelante". Y lo que el PSOE tiene entre manos no es menor: unos presupuestos alternativos en los que sentará las grandes líneas de las políticas que defiende para España y, en particular, una reforma fiscal que, entre otras cosas, considera clave para resolver la infrafinanciación de las comunidades autónomas.
Pero esa negociación es un escenario en el que la dirección federal no se pone. Algunos socialistas, consultados por este periódico, apuntan que las palabras de Narbona responden a una cuestión de talante y de no querer adelantar una negativa a unas cuentas que todavía no han llegado al Congreso. En sentido similar se pronunció hace unos días el secretario de Organización del partido, José Luis Ábalos, en una entrevista en ABC, en la que también apuntó que el partido está dispuesto a "escuchar", aunque rechazó a hablar de negociación.
Dan por hecho que las cuentas no serán "aceptables"
Sin embargo, otros socialistas lamentan que dejar abierta esa puerta a un pacto PP-PSOE sobre presupuestos es "irreal" y no tiene ningún sentido porque, más allá de los tiempos, no hay lugar a dudas de que las cuentas no serán "aceptables" por el PSOE ni de que, por tanto, el voto de los socialistas será un no.
Pero, además, lo ven "inoportuno". En plena campaña catalana, y cuando el partido trata de despegarse de la imagen de apoyo al Gobierno por el artículo 155 de la Constitución, no encuentran ningún interés en deslizar esa posibilidad de acuerdo que, además, puede aprovechar el PP, que ya lleva semanas lanzando mensajes al PSOE.
De hecho, el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, aseguró que su partido estaría "encantado" de hablar de presupuestos con el PSOE y defendió que si las palabras de Narbona indican un "cambio de posición" en el partido, no puede hacer otra cosa que darles la "bienvenida".
Después de aprobar el pasado mayo las cuentas para 2017 con los votos de Ciudadanos, PNV y los partidos canarios, el Gobierno de Mariano Rajoy esperaba tener los mismos apoyos para los presupuestos de 2018, pero la crisis catalana voló por los aires sus planes. En Moncloa todavía confían en un acercamiento con los nacionalistas vascos una vez se normalice la situación en Cataluña, después de las elecciones del 21D, pero, al mismo tiempo, han querido tentar al PSOE.
Desde la Ejecutiva socialista insisten en que el Gobierno debe negociar el nuevo modelo con las comunidades en el Consejo de Política Fiscal y Federal (CPFF) y no con el PSOE
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, empezó apelando a la "responsabilidad" del PSOE a principios de noviembre y terminó el mes vinculando la aprobación del nuevo sistema de financiación autonómica a las cuentas de 2018, dos asuntos que Ferraz no quiere mezclar de ninguna manera. Desde la Ejecutiva socialista insisten en que el Gobierno debe negociar el nuevo modelo con las comunidades en el Consejo de Política Fiscal y Federal (CPFF) y no con el PSOE.
E insisten en que los presupuestos están fuera de negociación. Así respondieron a Montoro entonces y así responden a las palabras de Narbona ahora. En materia de presupuestos, el PSOE sólo quiere hablar de los suyos, de las cuentas alternativas que está preparando, tal y como avanzó el secretario general, Pedro Sánchez, el pasado septiembre. Entonces, avanzó que sus grandes objetivos serán una política fiscal distinta, acabar con la precariedad laboral y garantizar el sistema público de pensiones.
Esos presupuestos alternativos van aparejados a la enmienda a la totalidad que ya dan por hecho que presentarán si Rajoy lleva sus cuentas al Congreso, tal y como ya hizo el PSOE, entonces en manos de la Gestora, con las de 2017. Y hasta ahí quieren leer: en Ferraz rechazan a hablar de enmiendas parciales, en el caso de que el Gobierno superara los debates de totalidad.
Aunque Narbona sí lo hizo en este periódico, apuntando que sería ocasión para que el PSOE pusiera encima de la mesa algunos de los temas en los que está trabajando estos meses, la dirección sostiene que no es el escenario en el que están ahora. Quieren manejar sus tiempos y eso incluye presentar sus presupuestos alternativos y su reforma fiscal, en la que propondrán subir los impuestos en 12.500 millones de euros en 2018 para mejorar la financiación de las comunidades autónomas.