La investigación del accidente de la aeronave del Ejército del Aire que se precipitó el pasado 18 de septiembre a aguas del Mar Menor será ardua y difícil, según admiten fuentes del Ministerio de Defensa a Vozpópuli, sobre todo porque este tipo de avionetas no cuenta con caja negra en la que queden registrados datos del vuelo.
La Comisión para la Investigación Técnica de Accidentes de Aeronaves Militares (CITAAM) será la encargada de aclarar las causas del accidente en el que fallecieron el instructor de vuelo y su alumna: el comandante Daniel Melero Ordóñez, de 50 años de edad y natural de Cádiz; y la alférez alumna de tercer curso Rosa María Almirón Otero, de 20 años y de Lucena (Córdoba).
La ministra de Defensa, Margarita Robles, ya indicó el día del deceso que la aeronave se precipitó al agua en "la tercera maniobra que hacía de despegue". De repente, se le paró el motor y cayó al Mar Menor sin que sus ocupantes pudiesen impulsarse fuera del aparato ya que no cuenta con asientos eyectables.
En este sentido, el CITAAM ya dispone del audio en el que el comandante Melero alertó a la base de San Javier (Murcia) que uno de los motores se había apagado de forma súbita instantes después del despegue, según las citadas fuentes.
Los investigadores, desconcertados
La avioneta de entrenamiento realizó tanto la víspera como el día del accidente varios vuelos sin ningún problema y fue inspeccionada antes de cada salida. Además, se trataba de una aeronave que estaba lejos del final de su vida útil, lo que tiene aún más desconcertados a los investigadores.
En este caso, se trató del segundo incidente grave en menos de un mes en el que se vio implicada una aeronave del Ejército del Aire y en el mimo lugar, en Murcia. El pasado 26 de agosto un reactor c-101 se precipitó al Mediterráneo frente a La Manga del Mar Menor en un accidente en el que murió el comandante Francisco Marín de la Patrulla Águila.
