El Ejército de Tierra está embarcado en el proyecto con el que quiere transformar de aquí a quince años sus capacidades operativas. Para ello trabaja en el diseño de un nuevo modelo de brigada con el que pretende integrar todas las capacidades que permitan hacer frente a las amenazas del futuro y para que España siga participando en las coaliciones internacionales.
El principal reto que enfrenta, además de la financiación, es la velocidad a la que evoluciona la tecnología. Los extensos programas de armamento hacen que el material quede obsoleto cuando se va a utilizar, por lo que la flexibilidad de los nuevos programas será clave para poder incorporar los últimos avances en cualquier momento del ciclo de vida.
Entre las nuevas capacidades, el Ejército contempla la incorporación de aplicaciones para el procesamiento de datos, la robótica inteligente, las tecnologías cuánticas y de redes neuronales, la Inteligencia Artificial, la nano-tecnología, sistemas de armas de precisión extrema, el aprendizaje de máquinas o las biotecnologías.
La consecuencia será clara: una reducción de personal sobre el terreno con menor huella logística, pero con una preparación de los efectivos cada vez más cualificada. Además del factor humano, también cambiará la propia técnica de las operaciones, que cada vez más rápidas y sin apenas pausas tácticas u operativas.
De momento, el plan del Ejército pasa por alcanzar el cambio de modelo en el año 2035, pero con dos hitos intermedios; uno en 2024 y otro en 2030. En total, tres fases que se solapan y de las que la de estudio y experimentación ya han comenzado con la Brigada Rey Alfonso XIII de Legión como banco de pruebas.
El elemento central sobre el que pivota el proyecto es el nuevo blindado 8x8, llamado a sustituir a los viejos BMR que no ofrecen las garantías de seguridad requeridas por los militares desplegados en misiones. El JEME, el general Francisco Javier Varela, mostró su preocupación este martes en un encuentro con periodistas por los retrasos en la entrega de los demostradores tecnológicos por parte de la industria española de defensa para que el proyecto pueda seguir su camino y se firmen los contratos. Aunque los demostradores deberían estar a disposición de la Legión desde el pasado noviembre, parece que si nada se tuerce los recibirán en la base de Almería el próximo verano.
Según expuso el JEME, el plan de Tierra es contar con 10 brigadas en 2035. De ellas, tres se dedicarían a la defensa del territorio; seis tendrían una orientación más tecnológica para operaciones en el extranjero; y una se reservaría para otro tipo de misiones que requieran una reacción rápida.
Aunque todos estos planes dependen de la financiación por parte del Estado. De momento y tras los recortes de la última década que han mermado la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas, el presupuesto en Defensa no crece y aleja a España de sus compromisos alcanzados en 2014 con la OTAN para invertir hasta el 2% del PIB en 10 años.