Pablo Casado y Alberto Nuñez Feijóo han suscrito una tregua verbal hasta la cita del 26-M. Ambos se juegan mucho en el envite. Casado, su liderazgo en el partido y Feijóo, su indiscutible poder en Galicia. Ambos se necesitan. Han decidido no 'pisarse la manguera’, en expresión de Casado referida a Vox y Ciudadanos.
El presidente del PP acudió a La Coruña este sábado para trasladar una imagen de unidad con el ‘barón entre barones’, según se le llamaba a Feijóo en el PP. Un título que está a punto de arrebatarle Juanma Moreno, presidente de Andalucía. Casado, todavía muy afectado por lo estrepitoso de su derrota en las generales, acordó con Feijóo unas líneas claras de actuación durante esta campaña. Ni un guiño de complicidad a Vox, ni una aproximación a las propuestas de Abascal.
Feijóo no figura entre los aspirantes al sillón de mando en Génova. Casado no tiene alternativa. Tan sólo Ana Pastor brujulea entre los sectores descontentos. Una candidata mujer para enfrentarse a Sánchez dentro de cuatro años podría ser bien visto entre los afiliados.
Feijóo, crítico con la aproximación a Vox
Feijóo en su día fue muy crítico con la aproximación de Casado hacia tesis de Vox en temas de inmigración o violencia de género. Eso se ha acabado. También Feijóo le pidió a Casado que evite cargarle a Rajoy las culpas del desaguisado del 28-A, como ya ha hecho en más de una ocasión. Esperanza Aguirre también ha figurado entre quienes han querido ahora cobrarle a Rajoy antiguas deudas pendientes.
El líder del PP ya había tomado buena nota de las sugerencias de Feijóo y de un grupúsculo de barones que reclamaron, tras el desastre de las urnas, un ‘viaje al centro’, autocrítica y moderación. Pero no todos los dirigentes regionales coinciden en esta estrategia. Moreno Bonilla, por ejemplo, gobierna en Andalucía gracias a los votos de Vox y no asume estos ataques en los que se les tacha ‘de la extrema derecha’, como insiste últimamente Casado.
"Hablar más del PP"
Teodoro García Egea, secretario general del partido, viajó a Málaga este fin de semana para verse con Elías Bendodo, el número dos de Moreno Bonilla, a fin de clarificar este tramo decisivo de la campaña. Otros dirigentes periféricos del PP están en una situación similar al andaluz. En Madrid o Valencia, así como en Castilla y León, es posible que el PP precise los votos de Abascal para gobernar autonomías o ayuntamientos. De ahí que se nieguen a las descalificaciones y los insultos. “No hay que hablar de Vox, hay que hablar del PP”, afirma Isabel Díaz Ayuso, candidato a la Comunidad de Madrid.
“Es una situación endiablada, casi esquizofrénica”, dicen en Génova, donde aseguran que es imposible jugar al centro y no dejarse robar votos desde Vox al mismo tiempo. Casado lo intentó, sumó a su campaña a Rajoy y a Aznar, lo que provocó un relativo desconcierto entre su militancia. Aznar, sobra, dicen algunos. Rajoy es el culpable de todo, apuntan desde el otro lado. “Esto solo se arregla con un buen resultado el día 28”, concluyen.
El nuevo equipo de Génova encargado de dirigir la campaña, una vez apartado Javier Maroto, plantea una estrategia aséptica y desideologizada, "menos hablar del 155 y más del tren de Extremadura", comentan. Casado visitara todas las regiones, como ya hizo en las generales, pero con un discurso menos combativo, menos agresivo y “democrático sin insultos”, como dicen estas fuentes. El primer paso ha sido su templanza en la expresión tras visitar a Pedro Sánchez en Moncloa. Actitud constructiva, oferta de acuerdos, mano tendida. Al menos, por ahora. “Si la cosa sale bien el 26-M, ya volverá el auténtico Casado”, señalan estas fuentes.