Según el centro de investigaciones sociológicas, de todas aquellas personas que tuvieron conocimiento de alguna encuesta electoral durante las pasadas elecciones andaluzas de diciembre, un 23,5% reconoce que le ayudaron a decidir el voto, un 19% sostiene que reforzaron su decisión e, incluso, un 37% afirma que le animaron a votar.
El resto de la historia ya es de sobra conocida. Vox irrumpió en el parlamento andaluz con 12 escaños. La sorpresa fue mayúscula. Ningún sondeo previo vaticinaba algo parecido. Tan sólo GAD3 para ABC se acercó al otorgar entre 8 y 10 diputados para los de Santiago Abascal. Esta última, por cierto, se publicó horas antes de los resultados.
Quien se llevó la peor parte fue el barómetro del CIS que es, por cierto, el único organismo público (depende del Ministerio de la Presidencia) encargado de elaborar encuestas preelectorales (entre otras). Semanas antes de aquel 2 de diciembre, la 'cocina' de Tezanos daba 1 escaño a Vox, así como una holgada victoria de la izquierda (PSOE + Unidos Podemos).
El CIS de Tezanos
Ahora y con un ajustado calendario electoral -por delante quedan las generales, autonómicas, municipales y europeas- las encuestas electorales pueden cobrar cierta relevancia. Y todo con la veracidad del CIS en el punto de mira. Así vive desde que José Félix Tezanos asumiera el cargo y decidiera cambiar la metodología y el modelo de estimación.
Tanto es así, que a finales del pasado año, el Congreso aprobó una moción del Partido Popular en la que exigía la cabeza de Tezanos a Pedro Sánchez.
La pregunta ahora es ¿las encuestas preelectorales del CIS han sido en los últimos años un reflejo de la sociedad? A juzgar por los datos, sí.
Los resultados de las elecciones de 2016 y sus encuestas
Una de las estimaciones más difíciles que ha tenido el centro de investigaciones sociológicas en las últimas elecciones generales ha sido calcular el posible apoyo de Podemos y Ciudadanos, tras su aparición en el tablero político a nivel nacional.
En las elecciones de junio de 2016, el barómetro subestimó a Partido Popular y PSOE, mientras que engordó a las dos nuevas fichas, la naranja y la morada. La diferencia es incluso mayor en este último caso, con casi 5 puntos de diferencia entre la intención de voto+simpatía+recuerdo del CIS y el resultado final.
Pese a todo, la diferencia no es ni mucho menos la que presentó el CIS de Andalucía. Único punto de partida de Tezanos, al menos en lo que a encuestas preelectorales, se refiere.
Elecciones de 2015 'versus' CIS
A juzgar por los datos del CIS y los resultados de las elecciones en 2015 y 2016, parece que Podemos (o Unidos Podemos después) ha sido siempre la pieza difícil. De hecho, si la diferencia hubiera sido más ajustada, el barómetro podría haber sido casi 'calcado' a los comicios.
Cuando las elecciones eran cosa de dos
Las elecciones de 2011 fueron las últimas en las que España votaba en un panorama político de dos cabezas. Entonces, el Partido Popular y el PSOE se jugaban todo el pastel. De hecho, la tendencia era que las encuestas, 'cocina' de por medio, engordaban las cifras de los grandes, mientras que los subestimaba a los partidos pequeños.
Vox, la nueva pieza
Con todo, no sería descabellado pensar o vaticinar que el CIS preelectoral de las próximas elecciones generales 'tire por lo bajo' los posibles apoyos que obtendrá Vox en el Congreso de los Diputados.
Sería exactamente lo mismo que sucedió con Ciudadanos y Unidos Podemos en sus primeras apariciones en las listas nacionales. Por lo pronto, en la última encuesta publicada, Tezanos parece estar dibujando a Vox como un personaje a tener en cuenta en el nuevo panorama político. Le daba, pues, un 6,5% de los votos.