¿Tienen Íñigo Errejón y Más País un programa electoral? Se autoproclaman ecologistas, feministas y progresistas, pero se desconocen sus medidas para avanzar en estos postulados. El nuevo partido que se va gestando desde al menos el pasado mes de mayo, tal y como ha ido adelantando Vozpópuli, es hasta la fecha más una declaración de intenciones que una formación con medidas concretas sobre las cuales debatir.
En la sede histórica de la UGT, cuando se dio el pistoletazo de salida a la candidatura de Errejón la semana pasada, tan solo se mencionó la apuesta por una renta ciudadana mínima para desempleados. Una medida que planteó en su día Podemos y que podría tener un coste neto de hasta 187.000 millones de euros, equivalente al 17% del PIB español, según datos del BBVA Reasearch de 2017.
Sonrisa y abstención
¿Cómo se recaudarían los fondos necesarios? ¿Plantea Más País una subida impositiva? Una semana después del lanzamiento del nuevo partido solo se sabe que Más País propone una izquierda de la “sonrisa”, que aspira a ser el “antídoto a la abstención”, según declaraciones de Inés Sabanés y Rita Maestre.
Ambos conceptos se moldean bien al marketing político, del que el ex número dos se considera un hábil intérprete. Pero la cuestión programática no es baladí. Cuando se habla de feminismo no queda claro a qué hace referencia el líder de Más País. Tampoco se conoce su propuesta para resolver la cuestión catalana, y en el ámbito social o de vivienda parece que Errejón todavía no tiene una receta para resolver los problemas de los ciudadanos.
Hace tan solo tres días, Maestre se limitó a comentar: “Todavía no hemos desarrollado el programa". El domingo, Errejón afirmó en El País: “Tenemos que elaborar un programa”. Y ambos incidieron en que el faro del partido es la gestión de Manuela Carmena en el Ayuntamiento: un modelo que, sin embargo, no pocos socialistas consideran más de propaganda que de gestión.
Copia y pega de Podemos
Conocer el programa de Errejón también servirá para diferenciar su propuesta de la de Podemos. En las últimas elecciones autonómicas, por ejemplo, cuando Errejón salió de Podemos y se sumó a la plataforma de Manuela Carmena, su programa político era clavado al de los morados. Por ejemplo en la reducción de las bonificaciones sobre patrimonio y sucesiones, o la inclusión del impuesto turístico. El copia y pega funcionó. Errejón logró dos de cada tres votos de Podemos y se impuso como partido líder en el espacio alternativo al PSOE.
Ante el temor de que se repita la jugada, Podemos lanzó el pasado lunes a Errejón su primer órdago: “¿Qué opina [Más País] del impuesto a los bancos?”, se preguntó Noelia Vera después de la ejecutiva del partido morado. Fue una manera para tomar distancia de quien será su primer competidor en el espacio de la izquierda. Pero también de evidenciar la ausencia de medidas programáticas en la estrategia de Más País, hasta ahora más inclinada a cómo difundir su marca.
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Un verano de trabajo
Quien sí tiene un programa es Compromís. La formación valenciana con la que Errejón ha sellado una coalición para el 10-N ha anunciado el pasado lunes que Más País ha asumido por completo sus medidas. Y que en la Comunitat Valencia la coalición se llamará Més Compromís, además de decidir con total autonomía las listas de candidatos.
Hasta ahora, Errejón ha incidido en que su proyecto será pactista, pragmático y de “país” antes que de “siglas”. Con ese modelo de patriotismo aspira a perseguir la desafección hacia la política que recogen los sondeos. Un plan que tenía en su cabeza desde hace tres meses, como desveló Vozpópuli. Se trata, en realidad, de la misma fórmula que empleó Podemos hace cinco años, pero que ahora es menos rupturista y más “responsable”. Signo del cambio de sensibilidad de lo que fueron los indignados.
Cuentan en Más País que Errejón estuvo todo el verano trabajando en el discurso a emplear en el caso de una repetición de elecciones el 10 de noviembre y de la presentación de su candidatura. Ese argumentario parece bien hilado y puede surgir efecto. Otra cosa es el programa político, que, por lo visto, no estuvo en su cabeza.