Las palabras del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, criticando la baja afluencia de parlamentarios durante su comparecencia junto al presidente de Malta en el Pleno de Estrasburgo han generado malestar entre los eurodiputados españoles. Que sólo estuvieran ocupados 34 de los 751 escaños de la eurocámara cuando hablaba el presidente del órgano ejecutivo de la UE no es la mejor estampa. Sin embargo, todos los grupos consultados por este diario coinciden en señalar que su actividad va más allá de la presencia en las sesiones plenarias.
El eurodiputado del PSOE Jonás Fernández muestra su profundo malestar por las palabras del luxemburgués y las califica como "una decepción". El parlamentario socialista explica además que "el planteamiento del pleno está pensado para que el diputado asista a las votaciones y pueda participar en los debates que afectan a los comités" y a las comisiones en las que trabaja. Al margen de eso, debe participar en numerosos actos de carácter oficial que se celebran de forma paralela a la sesión plenaria.
Fuentes del grupo del Partido Popular español en la Eurocámara puntualizan que al menos dos de sus 17 parlamentarios estaban presentes durante la intervención de Juncker. Una de ellas, Rosa Estarás, tenía que intervenir. En la misma línea que sus colegas socialistas, explican que el trabajo de los eurodiputados durante las sesiones en Estrasburgo va mucho más allá de estar presentes en el escaño durante los debates. Además de las actividades paralelas, también deben revistar de forma minuciosa las listas de votos de cada día con los respectivos grupos parlamentarios.
Desde el grupo de Ciudadanos apuntan en la misma línea. "Es cierto que había muy pocos eurodiputados y que el primer ministro de Malta (Joseph Muscat) se merece el debido respeto. Pero las agendas en los plenarios son complejas por la necesidad de encajar en pocos días numerosas reuniones de negociación de informes, de grupos políticos, de asociaciones y de delegaciones", explica el eurodiputado de la formación naranja Javier Nart que durante la intervención de Juncker se encontraba negociando enmiendas para un informe sobre Cuba. Y carga contra el presidente del Ejecutivo comunitario. "Decir que este Parlamento es ridículo un sinsentido que demuestra una vez más que no siempre está a la altura que su cargo requiere".
El pleno de este martes con la intervención de Juncker debía hacer balance de la presidencia maltesa de turno de la Unión Europea. "Si en vez del señor Muscat estuviera aquí la canciller alemana, Angela Merkel, o el presidente francés, Emmanuel Macron, tendríamos un hemiciclo lleno", llegó a reprochar Juncker. Después, el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, afeó sus palabras, aunque Juncker, aseguró que no volvería a acudir a un encuentro así. Al mismo tiempo, el que fue durante 19 años primer ministro de un pequeño país como Luxemburgo, se solidarizaba con el presidente maltés, y reclamaba "más respeto para las presidencias, incluso de los países más pequeños".
Desde el grupo de Izquierda Unida en la Eurocámara reconocen que "si se hubiera evaluado la presidencia de un país más importante, como Alemania o Francia", habría habido más asistencia. Apuntan sin embargo a que el problema de fondo es la falta de coordinación entre las agendas de Tajani y del propio Juncker. "Tiene derecho a enfadarse, pero no sé si amenazar con no volver al Parlamento es lo mejor que puede hacer el presidente de la Comisión. Debería recordar que este Parlamento es la única institución elegida en sufragio universal y que se debe a él", explica la eurodiputada Paloma López. Y recuerdan que en debates como los de género también suelen colocarse a horas en las que la afluencia de diputados no es muy elevada.