El entusiasmo en Moncloa tras el acuerdo con el PNV no es compartido por los líderes regionales y cuadros intermedios del PP. El agravio comparativo está en la mente de un importante espectro de los dirigentes populares, que no han disimulado sus protestas e incluso las han hecho llegar a Génova en las últimas horas.
La dirección nacional intenta contener estos reproches con un argumento fundamental extraído de los mensajes que han enviado el presidente del PP a los suyos: Lo importante es la economía y sacar adelante los presupuestos. Es decir, mantener la estabilidad, la credibilidad e intentar cumplir la Legislatura. Los datos del empleo conocidos este jueves son el argumento definitivo que esgrime la cúpula del PP para desarbolar estas muestras de desagrado, que llegan fundamentalmente de las organizaciones de la periferia.
En plena preparación de los congresos provinciales del partido, en los que se intenta movilizar a las bases, las críticas hacia este trato de favoritismo para con los nacionalistas vascos circulan por las terminales de la formación. "Se ha producido una negociación bilateral, algo que siempre se ha rechazado. El lendakari no estuvo en la cumbre de los presidentes y sin embargo se le dispensa una atención excepcional", comentan en estas fuentes.
Llueve sobre mojado
Los barones regionales ya fruncieron el ceño cuando Rajoy anunció en Barcelona una inversión de más de 4.000 milllones en infraestructuras para Cataluña. Ahora llegan los casi 5.000 millones del acuerdo con el PNV, en concepto de atrasos y renegociación del Cupo, más otra tacada de inversión en obra pública. "Es difícil explicarle estas cuestiones a nuestra gente, que está ya muy golpeada con todo el asunto de la corrupción", se quejan los líderes regionales que han de salir cada día a la calle a transmitir mensajes de optimismo.
"Hay que hablar del empleo", insisten en Génova. La recuperación progresiva de los datos del mercado de trabajo son la mejor noticia que se puede transmitir a la militancia, añaden. Huir de las polémicas y centrarse en la buena marcha de la economía y en la continuidad del Gobierno, una vez superado el trance de la votación presupuestaria.
