Con Pedro Sánchez en Nueva York con motivo de la Semana de Alto Nivel de la ONU, vacío el asiento del presidente del Gobierno, por tanto, el banco azul ha tenido que aguantar en el Congreso el chaparrón de propios y extraños, de socios, pseudosocios y oposición, sin el hombre que soporta los titulares y el fajador que aguanta las críticas como si estuviera embadurnado en aceite. Una sesión de control sin el tradicional cara a cara entre presidente y líder de la oposición, entre Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, lo que restó picante, pero no críticas a granel a un Ejecutivo famélico de apoyos en el Parlamento.
Fue la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, quien abrió la sesión preguntando a la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quien mañana tendrá que soportar una jornada maratoniana en la misma Cámara Baja para explicar si la "financiación singular" para Cataluña es o no un concierto. La 'número dos' del PP recordó al Gobierno, a bocajarro, las 35 votaciones perdidas"en el Congreso por "la mayoría progresista" –nótese la retranca– en una situación que tildó de agónica. "Son el vivo retrato de una agonía", dijo en concreto la 'número dos' del PP.
Para Montero, no obstante, la cifra sacada a la palestra por Gamarra también era algo parecido al fango, puesto que en el imaginario de la vicepresidenta el Ejecutivo ha aprobado 17 leyes, en concreto, "la totalidad de leyes" que ha llevado al Congreso. Feijóo, antes, en el pasillo, había tildado de "gran broma" la intención del Gobierno de renegociar el techo de gasto y la senda de déficit que ayer hubo de retirar Sánchez para no elevar a 36 las derrotas. "Este Gobierno va a traer los Presupuestos", ha replicado Montero cuando era Borja Sémper, portavoz nacional del PP, quien atizaba al Ejecutivo.
Llego entonces el turno de la líder de Podemos, Ione Belarra, que, curiosamente, registraba una pregunta prácticamente idéntica a la de Gamarra: "¿Piensa el Gobierno que se puede gobernar sin apoyo parlamentario?". Belarra deslizó la necesidad de entenderse, pero subrayó con más énfasis las "discrepancias" entre su partido y el Ejecutivo. "Ustedes sólo acumulan derrota tras derrota y han sido incapaces de cuidar a la mayoría de la investidura", acusó la líder morada. Montero le contestó que el Gobierno se dedicaba a "preservar el bienestar de los ciudadanos frente a la amenaza que suponen la derecha y la ultraderecha".
"El Gobierno tiene que venir llorado de casa", lanzó el portavoz popular, Miguel Tellado, cuando la sesión apenas llevaba media hora y el Ejecutivo miraba ya el reloj. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, buscó la línea de salida acusando a Tellado de "machista" por su intervención. Ni siquiera la ministra de Defensa, Margarita Robles, se salvó. "Hagan ustedes responsabilidad con sentido de Estado, la cosa es hacer oposición y ruido", contestó al PP cuando la diputada Belén Hoyo le pidió que repitiera aquello de que Venezuela era una dictadura, la única del Gobierno que ha osado decirlo. Robles se negó.