Política

El Gobierno plantea una reforma constitucional encubierta para asumir el control del Poder Judicial

El plan de quitar al CGPJ los nombramientos de jueces del Supremo y de los tribunales superiores choca con la ley, pero Moncloa usará la "excepcionalidad" y el "interés general"

  • El ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, y el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.

El Gobierno se plantea, previsiblemente, una reforma constitucional encubierta para asumir el control del Poder Judicial. El plan que adelanto Pedro Sánchez en forma de ultimátum al PP, de momento un esbozo sin concreción alguna, para quitar al CGPJ la potestad de nombrar a los jueces del Tribunal Supremo y de los tribunales superiores de justicia choca con el artículo 122 de la Constitución, pero Moncloa se amparará en la "excepcionalidad" y el "interés general".

Ambos preceptos, políticos pero convertidos en jurídicos, aparecen en el preámbulo de la ley de amnistía sobre la que también tendrá que posicionarse el Constitucional. Y serán, con bastante probabilidad, el filtro con el que el tribunal de garantías podrá aceptar tal desafío al ordenamiento vigente. Esos son los mismos preceptos a los que se agarra el Gobierno para justificar la constitucionalidad de la medida de gracia pese a que esta figura no está validada por la ley fundamental.

El presidente, desde su atalaya al frente del Ejecutivo, se permitió lanzar un ultimátum en una entrevista en Televisión Española. Si el PP no se acepta negociar la renovación del órgano de gobierno de los jueces, modificará por tercera vez la ley que lo regula. Y lo hará para privarle de su facultar de nombrar magistrados altos cargos.

Eso, en la práctica, implica desmontar el andamiaje que sustenta el Poder Judicial, que es un órgano constitucional. Cabe recordar que el artículo 122.2 da expresamente al órgano la competencia en materia de “nombramientos, ascensos, inspección y régimen disciplinario”. Pero poco parece importarle al presidente del Gobierno, sumido en una deriva de control institucional sin apenas precedentes.

Basta recordar que Sánchez ha situado en algunas de las instituciones más importantes del país a personas dependientes de las órdenes jerárquicas del PSOE. Esta situación supone una afrenta a su independencia. Quizá una de las más afectadas -y señaladas- sea el Centro de Investigaciones Sociológicas, dirigido por José Félix Tezanos, un antiguo miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE.

Pero a esta lista se suman el Tribunal Constitucional, la Fiscalía General del Estado, el Tribunal de Cuentas, el Consejo de Estado, Renfe, RTVE, Efe, Hispasat y Correos. Tampoco se libran algunos de los puestos de representación en el extranjero más jugosos, como las embajadas españolas ante la OCDE, la ONU y la Unesco. Todos y cada uno de estos organismos tiene al frente a un 'colocado' por el presidente del Gobierno.

Ahora bien, la voluntad de Sánchez no puede con todo. La Justicia tiene mucho que decir sobre la partida de ajedrez que el núcleo duro de Moncloa está jugando para que el presidente permanezca al frente del Ejecutivo sin sobresaltos. Y sus movimientos pueden poner en jaque al 'rey'. Sánchez afronta el avance de más de una decena de procedimientos en los tribunales que amenazan con poner contra las cuerdas su mandato. Sin olvidar la crisis abierta con el Poder Judicial, al que desde su Ejecutivo se ha señalado y acusado a lo largo de sus mandatos.

Sánchez considera que esta capacidad para seguir realizando nombramientos es un "incentivo perverso" que hace que el PP no quiera pactar la renovación de los vocales con el Gobierno, que lleva más de cinco años con el mandato caducado. Sánchez señala, por tanto, que se puede revisar esa facultad de nombrar magistrados en el Supremo y en los Tribunales Superiores de Justicia de las comunidades autónomas y hacerla "más objetiva, más transparente y no politizada", como a su juicio ocurre ahora por parte del PP.

La idea de Sánchez, a falta de que se concrete, va en la línea del planteamiento que desde hace meses hace el presidente suplente del CGPJ, Vicente Guilarte, y que incluso ha remitido a las presidencias tanto del Congreso de los Diputados como del Senado. Guilarte apuesta por la modificación del sistema de nombramientos, a través de una reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

Vicente Guilarte propone que los magistrados del Supremo sean a partir de ahora "elegidos por una comisión cualificada, mayoritariamente compuesta por vocales y por magistrados del Tribunal Supremo, presidida por un vocal [del CGPJ] magistrado del Tribunal Supremo, si lo hay, o por un especialista en la materia con nivel de cualificación similar a la de magistrado del Tribunal Supremo, en caso contrario".

Como ya ha contado este diario, el plan de intentar forzar la renovación sin acuerdo previo con la oposición despierta el recelo de la judicatura, desde donde interpreta que Moncloa busca "colonizar" el Poder Judicial. Podemos ya registró una iniciativa a tal efecto en la Cámara Baja. Cabe recordar que el Ejecutivo prohibió por ley al actual CGPJ ejecutar las designaciones de vacantes al encontrarse en funciones. La iniciativa de Podemos se recibió como un "asalto" que, además, va en contra de las recomendaciones del Consejo de Europa y de la Unión Europea (UE).

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