España afronta sus cuartas elecciones generales en cuatro años y podría ser testigo de un porcentaje de abstención sin precedentes. Hay indicios en el último barómetro del CIS y también en la caída de las solicitudes del voto por correo.
A falta de contabilizar las peticiones del pasado jueves, solo 918.000 personas pidieron el voto por correo para los próximos comicios, según Correos. La cifra supone una caída de alrededor del 30% respecto a la registrada para las anteriores elecciones generales celebradas en abril.
Ha caído alrededor del 30% respecto a la registrada para las anteriores elecciones generales celebradas en abril
Comparativa con 2016
Esto se suma a los datos que aparecen en la última encuesta del CIS. Si en la encuesta preelectoral anterior a las elecciones de junio de 2016, en las que se dio la participación más baja del actual período democrático, un 11% de las personas entrevistadas indicaba que "no votaría", la semana pasada este porcentaje era del 11,8%.
En aquella repetición electoral del 2016, un 8,5% indicaba que no iría a votar "con toda seguridad", mientras que en esta segunda repetición ese porcentaje ha subido al 10,3%.
Es lógico pensar que la repetición electoral desgasta al votante menos comprometido"
"La caída del voto por correo es algo lógico y relacionado con el comportamiento del votante en esta repetición electoral. Si las encuestas vienen anunciando que aumentará la abstención, esta también se traslada al voto por correo", explica a Vozpópuli Ignacio Martín Granados, politólogo y vicepresidente de la Asociación de Comunicación Política (ACOP).
Sobre todo, dice, si tenemos en cuenta que los electores que votan de esta manera tienen que hacer un esfuerzo mayor ya que tienen que solicitarlo previamente en una oficina de Correos, recoger el voto en el caso de que no estén en su domicilio cuando llegue el cartero y llevarlo nuevamente a Correos, si bien puede hacerlo en el mismo momento en que lo recoge. "En todo caso, y como mínimo, dos paseos a Correos", resume.
Votantes menos comprometidos
"Es lógico pensar que la repetición electoral, y las cuartas elecciones en cuatro años más las locales-autonómicas y europeas, desgasta al votante menos comprometido. Puede pensar que votar no sirve para nada", advierte Granados.
Por eso, apunta, aquel que no esté ni comprometido con este deber cívico o movilizado por una opción política, ante el coste/esfuerzo personal que le supone solicitar el voto por correo, prefiera no acudir a votar. Según el politólogo, se trataría de un razonamiento parecido para el voto en general, no solo por correo.
Además, luego está el voto CERA, censo electoral de residentes ausentes, que son los que viven en el extranjero y que se quejan amargamente de los problemas que supone para ellos votar porque tienen que solicitarlo -"rogarlo"- en las embajadas.
"Desconocemos la incidencia del voto por correo, más allá de ser un indicador del interés que levantan las elecciones antes de producirse. Pero con el voto CERA se suele decir que favorece a los partidos de izquierda porque quienes votan son los jóvenes y personas que residen fuera de España,por lo que su posición vital es más abierta y suele ser más progresista, en línea con formaciones de centro izquierda", opina Granados.