La consulta sobre el chalet de Galapagar de Pablo Iglesias e Irene Montero fue la que más participación cosechó en el partido morado. Más de 188.000 afiliados se sumaron a la votación, y un tercio de ellos pidió la cabeza del secretario general por esa polémica compra por 660.000 euros que contradecía argumentos defendidos hasta entonces por Podemos. “Pablo quedó tocado por ese resultado”, comentan fuentes de Podemos, que ahora revelan en exclusiva para Vozpópuli que la cúpula de la formación ordenó averiguar en aquel mayo de 2018 el sentido de votos de algunos afiliados para detectar a los 'traidores'. El asunto puede ser delictivo por revelación de secretos.
En mayo de 2018, cuando Iglesias y Montero preguntaron si "la compra de la casa nos invalida para estar donde estamos", muchos mecanismos internos de control en Podemos ya habían saltado por los aires. En marzo de ese año, el partido decidió prescindir de la empresa externa que controlaba sus procesos de participación. Esa situación “redujo las garantías de control sobre el proceso de votación”, aseguran fuentes de Podemos, y pudo facilitar al equipo directivo del partido alcanzar la información deseada.
Según las fuentes consultadas, la orden llegó a través de la secretaría de Organización, entonces dirigida por Pablo Echenique. La cúpula de Podemos buscaba tener información privilegiada sobre esa consulta: conocer el sentido del voto de algunos dirigentes, o por lo menos de algunos territorios donde ellos eran fuertes, para comprender el nivel de enfrentamiento.
Varias fuentes de Podemos aseguran que la petición de la cúpula del partido pasó de los abogados --que advirtieron de la ilegalidad de la operación al faltar una autorización de los votantes-- y a los equipos informáticos del partido, que entonces actuaban como recolectores de información y al mismo tiempo eran auditores del proceso.
Datos por ciudad
Desde el punto de vista técnico, otras fuentes de Podemos señalan que solo se pudo averiguar el voto por territorios, llegando a conocer el resultado desglosado por ciudad, y de ahí el de la agrupación. Pero que la intención era buscar a los que pedían la cabeza de Iglesias. De hecho, después de la consulta del chalet, en Podemos se activa un duro enfrentamiento a nivel territorial entre pablistas y dirigentes contrarios a la línea oficial que acaba en purga, sostienen las fuentes consultadas.
La sangre llega al río en regiones como Cantabria, La Rioja, Navarra y hasta Cataluña y País Vasco, donde la dirección envía varias gestoras o se votan primarias que acaban en los tribunales. En otros casos, como el andaluz, la corriente anticapitalista aguanta la presión; mientras que en Madrid, el sector errejonista viene laminado (aunque en ese caso entran en juego más factores).
La presunta filtración de datos confidenciales en la consulta del chalet se enmarca en la polémica de los abogados de Podemos que fueron cesados en diciembre y que hablan de “represalias” por su investigación interna. Y se añade a la información publicada por este periódico que apunta a un intento de Iglesias de tener datos privilegiados en la consulta sobre el pacto con Pedro Sánchez para preparar las alianzas ante el congreso de Vistalegre III.
Miedo a una segunda investigación
Los abogados de Podemos cesados en diciembre hablaron de “irregularidades” en los procesos de primarias y consultas, de tal manera que estos asuntos pueden tener una derivada judicial si la Agencia de Protección de Datos activa una investigación.
Hasta ahora se sabe que el Tribunal de Cuentas está analizando las facturas del partido a dos consultoras (la hispanomexicana Neurona, y otra portuguesa con matriz en Brasil, ambas desveladas por este diario) para averiguar si los gastos de campañas fueron correctos.
Las dos situaciones pueden convertirse en un problema para un partido como Podemos, que acaba de entrar en el Gobierno. En particular, si su aliado, el PSOE, tiene información al respecto: “Si hay irregularidades y Sánchez lo sabe, puede chantajear a Iglesias y convertirle en un yesman”, reflexionan algunos en Podemos.