Apenas ha cumplido un mes como presidente del PP "y ya parece que lleva un siglo", comenta uno de sus más estrechos colaboradores. Pablo Casado no ha levantado el pie del acelerador desde que el 21 de julio fue elegido sucesor de Mariano Rajoy en unas primarias 'light' en las que se impuso rotundamente a Soraya Sáenz de Santamaría. Prometió visitar a las bases, hablar con los dirigentes regionales, encontrarse con los responsables locales de la formación. Lo está haciendo, sin desmayo.
Agosto arrancó mal en el partido conservador. El 6 de agosto llegó el mazazo de la juez del 51, Carmen Rodríguez Medel, que elevaba al Supremo el caso del 'máster' en la Universidad Rey Juan Carlos. Un culebrón endiablado que acaparó en forma obsesiva la atención informativa y levemente la política. "El partido está con Pablo, acaba de ser elegido, pocos le conceden relevancia a esta cuestión", señala esta fuente. "El caso quedará en nada", repite machaconamente Teorodo García Egea, el 'número dos' de Génova.
Las turbulencias del estío
Pensaban algunos que las turbulencias de agosto, que la decisión de la juez, cuyo auto acusaba al dirigente popular de 'indicios de responsabilidad penal' en presuntos delitos de prevaricación y cohecho impropio, iban a alterar el programa de Casado. Cuando Sánchez y Rivera orientaban sus pasos hacia el sur, uno a Doña y otro a Cádiz (Iglesias lleva desaparecido desde su parternidad), Casado recuperaba el ritmo de la campaña de las primarias. Mucha carretera y poca manta. Mucho vuelo, mucho coche y pocas horas de descanso. Con el máster congelado, a la espera hasta quizás octubre. Galicia, Barcelona, Córdoba y Ávila fueron sus etapas de la primera semana. En Ávila tiene su vivienda familiar, en las Navas del Marqués, donde apenas ha podido pasar unas horas con su esposa e hijos.
Ha estado en Ceuta y Melilla, junto a las fuerzas de seguridad en los episodios violentos de la valla. "Lo que no ha hecho el ministro, lo ha hecho Pablo", dice Egea. Ha abordado todos los asuntos, desde la inmigración, los lazos amarillos, los golpistas catalanes, el techo de gasto, los decretazos de Sánchez. Ha sido la única voz de las cúpulas partidarias que ha roto el silencio del estío. Al presidente se le vió con Merkel en las marismas. A Rivera en Zahara con su esposa. Y poco más. "Casado es un estajanovista, un trabajador infatigable y sabe que se lo juega todo en unos pocos meses", dice un veterano popular no precisamente de la actual cuerda dirigente.
Batalla ideológica
Casado recibió el respaldo de sus bases con la promesa de relanzar un partido atacado por el desánimo y la artrosis. La defenestración de Mariano Rajoy fue el último acto de una etapa crepuscular. El PP ya ni siquiera aparecía al frente en las encuestas. Su primer mensaje tras la victoria incluyó el compromiso de recorrer las sedes y escuchar a la gente. Lo ha puesto en marcha con una celeridad pasmosa. Génova ya elabora las listas electorales para el próximo año. García Egea, con un ojo en Andalucía y otro en Cataluña, por si sobrevienen convocatorias anticipadas, se encarga de esa labor, que antaño ejecutaba Fernando Maíllo.
Javier Maroto, el número tres de la formación, es el responsable de la artillería ideológica. Prepara la estructura para la celebración de una Conferencia programática que Casado anunció para otoño. Quizás coincida con la decisión del Supremo sobre su 'máster'. No es obstáculo. "No vamos a dedicar ni un minuto a contemplar cómo se mueven las togas", señalan. La convención habrá de poner las bases del edificio doctrinal del partido. Una apuesta para la que Casado recaba colaboraciones y aportaciones en numerosos ámbitos. Un empeño que considera trascendental.
El líder del PP ha conversado con sus 'barones' sobre este asunto. "Tan sólo lo justo", añaden. Cuenta con la confianza de la nueva dirección, con el apoyo de los mandos intermedios y sabe que, aunque sea citado a declarar en calidad de imputado, los estatutos de la formación no le obligan a dimitir. "La renuncia es obligada con la apertura del juicio oral", recuerdan. Algo que todos dan por hecho que no ocurrirá.
Días atrás, Pedro Rollán, vicepresidente de la Comunidad de Madrid, deslizó ante la prensa que la Fundación Madrid había detectado en 2013 irregularidades con los máster en la mencionada facultad. Rollán se sumó a la candidatura de Santamaría en las primarias. Desde el equipo de Casado, quizás en forma inadecuada, se respondió al lance: "Esas irregularidades se refieren a años posteriores al de Casado".
Una muestra de cierta inquietud, que se disimula permanentemente. El equipo de Casado transmite confianza en esta cuestión y cierta displicencia hacia quienes, en especial desde dentro, pretenden agitar las aguas malolientes. "Sólo hay una persona que se frotaría ostensiblemente las manos si el Supremo nos empitona", dice un algo cargo del PP en Castilla y León. "Y todos sabemos de quién hablamos", concluye.