Este domingo con las elecciones generales millones de españoles han decidido, mediante sus votos, quiénes son las personalidades políticas que formarán el Gobierno y el Senado de la próxima legislatura. Cada circunscripción elige un total de 350 diputados, mediante lo que se conoce como la Ley D'Hont por el que se rige el sistema electoral español.
Fue creada por el jurista belga Victor d'Hont en 1878. Lo cierto es que España no es la única que utiliza este método, también una larga lista de países entre los que se encuentran Bélgica, Austria, Argentina, Croacia, Estonia, Portugal, etc.
En la teoría, consiste en un método de promedio mayor por el que se asignan escaños en un sistema de representación proporcional por listas electorales. Vale, pero ¿qué es un método de promedio mayor? Se basa en un cálculo matemático por el que divide los totales de los votos obtenidos por los distintos partidos y les termina asignando los escaños a los promedios más altos.
Ejemplo de la Ley D'Hont
Para entenderlo de una forma mucho más sencilla, utilizaremos un ejemplo ficticio. Pongamos que en estas elecciones generales, en una de las circunscripciones de España se eligen cinco cargos de diputados disponibles y el PP, PSOE, Ciudadanos y Unidas Podemos están luchando por conseguir cada uno de esos escaños.
En este supuesto, las formaciones tratarían de hacerse con el mayor número de votos posible -que no de censados, ya que aquí se tiene en cuenta los votos válidos y los votos en blanco-. Pongamos que en esta circunscripción el máximo de votos a obtener son 13.500.
Ahora, digamos que la votación quedaría de la siguiente forma:
- Partido Socialista Obrero Español: 5.000 votos
- Partido Popular: 4.000 votos
- Unidas Podemos: 3.500 votos
- Ciudadanos: 1.000 votos.
Una vez conocidos estos resultados, habría que dividir el número total de votos que ha recibido un partido por 1,2,3,4 y 5. Es decir, los cargos electos que se disputan en esta circunscripción que hemos puesto de ejemplo.
De estos resultados obtenidos, los cinco diputados se asignan a las cinco cifras más altas, independientemente del partido que sean. Eso sí, para poder aspirar a obtener representación, hay que lograr un mínimo del 3% del total de los votos.
Imaginemos, en este sentido, que Vox hubiese obtenido en esta circunscripción 300 votos, no podría optar por estar debajo del mínimo (450, que sería el 3% de 13.500).
Así, en este caso, el PSOE tendría el primer diputado gracias al resultado de 5.000. El segundo correspondería al PP por el cociente de 4.000. El partido de Unidas Podemos se llevaría el tercer diputado. El PSOE el cuarto y el PP el quinto.
¿Y si hay empate? En este caso, el escaño se otorga a la formación con mayor número de votos. Aunque lo cierto es que es una posibilidad remota, ya que las cifras no suelen redondas.
Cómo se elige el número de diputados que asigna cada circunscripción
El número de diputados que se asignan a cada circunscripción también es proporcional según el número de habitantes. Por ejemplo, en las elecciones generales hay 350 diputados para 52 circunscripciones (las provincias españolas), con un mínimo de dos diputados por provincia (excepto en Ceuta y Melilla que tienen uno).
Con este reparto, en Soria (la provincia menos poblada) votan por la elección de dos diputados mientras que en Madrid (la más poblada) lo hacen por 37. La consecuencia es que en la capital, para lograr un diputado cada partido, se necesitan 100.595 votos, y en Soria sólo 26.105, lo que implica que en Soria el valor de un voto sea mucho mayor.
Esto provoca que si un partido tiene repartidos sus votos en varias circunscripciones pueda obtener menos escaños que un partido con mucho apoyo en una sola provincia, como suele ocurrir entre un partido nacional como era IU y otro autonómico como PNV.