La crisis del Open Arms se le ha atragantado al Gobierno. Y la mayor parte de los ministros implicados señala a la vicepresidenta Carmen Calvo por una gestión deficiente. La solución sigue negociándose, pero parece totalmente descartado que el barco navegue a puerto español desde las costas italianas.
El Open Arms lleva tres semanas en aguas del Mediterráneo próximas a Italia, ahora con unos 110 inmigrantes. La situación, según denuncia la ONG española, es insostenible. Y las personas que viajan a bordo están al límite de sus capacidades físicas y psicológicas.
La última oferta que ha hecho la ONG es desembarcar en Catania (Sicilia) y trasladar a los inmigrantes en avión a Madrid. El Gobierno no ha respondido todavía a la propuesta.
Giro de Calvo
España dio un giro de 180 grados a la línea que venía manteniendo desde que se inició la crisis del Open Arms a principios de mes. El Gobierno empezó diciendo que el barco debía buscar el puerto más seguro, que era Italia. La embarcación tiene pabellón español. Y casi 20 días después ofreció primero Algeciras y después Mallorca sin consultar a nadie.
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El Gobierno no ha conseguido el golpe de efecto que buscaba. De hecho, el caos que parece vivirse a bordo del Open Arms se ha vuelto contra el Ejecutivo. Calvo ha tomado las riendas de la crisis, pero sus continuas declaraciones no están ayudando demasiado.
"Lo que toca Calvo casi siempre acaba mal", lamenta un alto cargo de un Ministerio
El ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, ha cantado victoria frente a Madrid. Y Calvo ha generado un agrio enfrentamiento con la ONG española, que acusa a la vicepresidenta de tergiversar la realidad y mover ficha tarde con el único fin de darse un baño mediático. Calvo ha dicho que el Open Arms declinó desembarcar en Malta cuando tenía todos los permisos. La ONG lo niega.
"Lo que toca Calvo casi siempre acaba mal", lamenta un alto cargo de un Ministerio, que recuerda la reunión de la vicepresidenta en el Vaticano a cuenta de Franco que acabó con un desmentido de la Santa Sede.
Nadie acaba de entender muy bien el cambio de postura del Gobierno español que está liderando Calvo. La oposición lo ha calificado de "bandazo" inexplicable. Y desde Open Arms se ha dicho que la vicepresidenta ha regalado una vía de escape a Salvini, que estaba cada vez más acorralado por vía judicial y la presión de la Unión Europea.
Días antes del anuncio de Algeciras, el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, llegó a decir en El País que le "molestaban los abanderados de la humanidad que no tienen que tomar nunca una decisión". Ábalos dijo que España no podía actuar unilateralmente, porque se trataba de una cuestión de política migratoria europea. El Gobierno pasó la presión a Italia. Y su postura era inamovible. Un juez italiano había permitido al barco entrar en aguas del país transalpina en contra del criterio de Salvini.
117.000 inmigrantes en 2018
La sorpresa saltó el domingo, cuando el presidente Pedro Sánchez ofreció, precisamente de forma unilateral, el puerto de Algeciras para desembarcar. El Open Arms, ya en aguas italianas, estaba a más de cinco días y casi 1.000 millas náuticas del puerto español. El capitán del barco, el español Óscar Camps, respondió que no se daban las condiciones de seguridad para afrontar un viaje así.
A la espera de una salida definitiva al Open Arms, el problema de los inmigrantes en el Mediterráneo sigue sin una solución a nivel europeo. España, uno de los principales países afectados, no ha conseguido poner de acuerdo a sus socios. Y cada país sigue haciendo la guerra por su cuenta. El Gobierno español, con Sánchez recién llegado a la Moncloa, trató de presionar con el rescate del Aquarius hace ahora justo un año.
Según cifras de Naciones Unidas, unas 117.000 personas llegaron a Europa por las rutas del Mediterráneo en 2018. España y Grecia son los principales puntos de entrada tras las políticas más restrictivas aplicadas por Salvini en Italia. La llegada de inmigrantes de ha atenuado tras la crisis de hace unos años.