"¿Presentar una moción de confianza?... No nos lo hemos planteado". Esta reflexión corresponde a una persona de la máxima confianza de Pedro Sánchez y revela, antes que nada, cómo la vorágine de acontecimientos -fracaso de la renovación del CGPJ, ruptura con Podemos y, de postre, el conflicto de Gibraltar y el Brexit- está impidiendo al inquilino de La Moncloa reflexionar sobre una hoja de ruta más realista.
Ha pasado, en solo cinco meses, del gobierno bonito y de pronosticar que no convocaría a los españoles a las urnas hasta junio de 2020, porque el PSOE tenía apoyos y proyecto "hasta 2030" (sic), a vivir cada día como si fuera el último; y eso "tarda en ser digerido", admiten diversas fuentes a Vozpópuli.
El hoy jefe del Ejecutivo es el mismo que exigía hace tan solo ocho meses a Mariano Rajoy que, si no sacaba adelante los Presupuestos generales del Estado para 2018, se sometiera a una moción de confianza o disolviera las Cortes:
Cuando Sánchez pedía elecciones o moción de confianza si no se sacaban los presupuestos adelante.
Se lo pregunta Pablo Casado a Pedro Sánchez en #sesióndecontrol
Lo podéis leer y escuchar en
?https://t.co/IviLEClkfk pic.twitter.com/QUjDxArVF9— MALDITA HEMEROTECA (@Mhemeroteca) November 14, 2018
Un veterano del Grupo Socialista que vivió en primera persona las tribulaciones de anteriores gobiernos socialistas, resume así el fiasco de la renovación del Poder Judicial: "han faltado reflejos para explicárselo a la gente... porque no olvidemos que este es el mismo sistema con el que pactaron González y Aznar o Zapatero y Rajoy".
Y es que, por más que el presidente del Gobierno respondiera desde La Habana a Pablo Iglesias que no tenga prisa para hacer primarias en Podemos porque quedan "bastantes meses" para elecciones generales, la sensación en todos los ámbitos políticos es justamente la contraria: el Gobierno "ya no controla la agenda política" y se nota mucho.
"¿Resistir hasta octubre? Si hay un proyecto claro y visible para la opinión pública, OK. Pero yo no lo veo; y solo a golpe de decreto tú no gobiernas un país", avisa la fuente antes mencionada.
Nadie en las filas del gabinete, mucho menos en la oposición, da un euro por que la legislatura aguante más allá de marzo en estas circunstancias; o del 26 de mayo, si Sánchez logra torcer el brazo de los barones socialistas para convocar juntas las elecciones generales, europeas, autonómicas y municipales, nada menos. Una experiencia sin precedentes en España que a los presidentes autonómicos les pone los pelos de punta.
Sánchez se arriesga a que Podemos, aunque apruebe el decreto de subida del salario mínimo y otros, se una a PP y C's para instarle a presentar la moción de confianza
Lo único positivo que se saca en claro a esta hora en La Moncloa es el "golpe de autoridad" de Pedro Sánchez, dicen los suyos, para driblar el endiablado escenario al que le estaba abocando un Brexit mal negociado en lo que respecta a Gibraltar.
Su histórico viaje a Cuba -el primero de un presidente del Gobierno desde el que hizo Gónzalez en 1986- quedó completamente eclipsado por la crisis con el Reino Unido y la UE, pero al menos ha podido sacar pecho del resultado y, de paso, arrebatar la bandera española a PP y Ciudadanos en un momento sumamente delicado: a una semana de las elecciones andaluzas.
Probablemente por eso sigue formulando un discurso oficial de que es posible sacar adelante los presupuestos este mes de diciembre, cuando la realidad es que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, va dando largas a los socios parlamentarios y ya tendría que estar redactado el proyecto de ley que se pretende aprobar a partir del lunes 10 de octubre.
La solución, el domingo 2
A partir del domingo que viene, cuando se abran las urnas en la principal autonomía y se compruebe la supuesta bajada electoral de Susana Díaz -que seguirá gobernando, según todos los sondeos-, y el posible primer sorpasso de Albert Rivera a Pablo Casado, será el momento para redefinir estrategias.
Entonces es más que el probable que el Gobierno se decida a dar por enterrado ya el presupuesto y anuncie que las principales medidas (subida del salario mínimo, pensiones, subsidio a los parados mayores de 52 años) se aprueban por real decreto y decreto-ley.
La convalidación de todos ellos la tiene asegurada Pedro Sánchez, pero corre el riesgo de que Podemos, acto seguido, una sus votos a los de PP y Ciudadanos para que el Congreso inste al presidente del Gobierno a presentar moción de confianza; lo cual sería tanto como empujarle a firmar el decreto de convocatoria electoral.