Política

El nuevo jefe de los Mossos asegura que el Cuerpo no está politizado

Eduard Sallent, nombrado comisario jefe el pasado mes de junio, defiende que son funcionario públicos y que actúan con "neutralidad absoluta"

  • Eduard Sallent, comisario jefe de los Mossos d’Esquadra

El nuevo jefe de los Mossos d'Esquadra, Eduard Sallent, niega que el Cuerpo esté politizado, aunque admite que "hay gente que politiza a los Mossos", para acabar sosteniendo: "Somos funcionarios públicos que actuamos con neutralidad absoluta".

En una entrevista en El País, Sallent, que a principios de junio sustituyó a Miquel Esquius al frente de la Policía de la Generalitat, asegura que no es "un hombre de confianza" del presidente catalán, Quim Torra, al que "no había visto nunca" antes de su nombramiento y con el que se reunió "media hora" a la semana siguiente de su nombramiento.

A la pregunta de si se siente cómodo por el modo en que fue nombrado, al ascender el mismo día a comisario y a jefe de los Mossos, Sallent contesta que no le corresponde a él "nombrar ni cesar a jefes del cuerpo, es una facultad del consejero, y lo hace como cree más oportuno", mientras afirma que "habrá continuidad" en los temas esenciales con su antecesor.

Seguridad de Torra y Puigdemont

Respecto a que la nueva área de escoltas de Torra no dependa directamente de él, indica que "me la he encontrado hecha" y que "nadie me ha preguntado ni consultado", pero dice que no se ha planteado disolverla porque ello "no corresponde al jefe del cuerpo" y "no sería normal institucionalmente".

Sobre la seguridad del expresidente catalán Carles Puigdemont entiende que "es un tema que compete a las autoridades belgas" y admite que no le gusta que haya agentes que, fuera de sus horas de servicio, hagan estas funciones, más allá de advertirles: "Escuche, esto no es inocuo, puede tener consecuencias directas para usted y también institucionales para nosotros".

Para mejorar la seguridad en Barcelona tiene claro que "tendremos que reforzar el número de efectivos", mirando los elementos "que juegan en nuestra contra", como es "estar en una zona que permite la movilidad de los grupos organizados entre Italia, Francia y España", o también la gran afluencia turística.

Respecto de si los menas son un problema para la seguridad, Sallent considera que "no especialmente", y agrega que "sería igual de injusto decir que ellos son el problema, como negar que algunos de ellos cometen delitos".

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