Pablo Iglesias tira la toalla ante la evidencia de que se volverá a votar el próximo 10 de noviembre. El líder de los morados, que lo había apostado todo a que Pedro Sánchez cediera en el último minuto y ofreciera una coalición a su partido, ha explicado a su cúpula que no queda más tiempo: hay que calentar motores cuanto antes, es el mensaje que va circulando ante una nueva campaña que se prevé muy dura. “Será a vida o muerte”, explica un dirigente de la formación a Vozpópuli.
En los últimos días, Iglesias hizo de todo para evitar los comicios. Sabe que su partido llega dividido y con serias dificultades a nivel territorial. Además acusa cansancio personal, después de cuatro campañas electorales en cuatro años.
Candidato sin gasolina
Todas las fuentes de Podemos consultadas coinciden en este punto. Explican que el secretario general preferiría no ser el candidato, pero reconocen que “no le queda otra”. La cuestión es también de trayectoria. Tras fundar Podemos y llevarlo casi al gobierno, el líder morado confía en que este sea su último intento para lograr lo que ni Santiago Carrillo ni Julio Anguita alcanzaron. “Después del 10-N habrá un gobierno de coalición, y será de derechas o de izquierdas”, repite públicamente.
Ahora bien, aunque los dirigentes de Podemos consideran que por carisma y visibilidad no hay otro candidato que Iglesias, también hay quien empieza a pensar que su perfil podría “restar”. Los más veteranos lo explican en clave histórica: “Pablo [Iglesias] está muy tocado. Es un líder, pero empieza a restar. Eso le pasó a Anguita, que fue un dios en IU y llegó el momento en el que restaba”, comentan.
"Se lo ha pensado"
Algunos en Podemos desvelan, en efecto, que el secretario general “se lo ha pensado” si seguir como candidato. Pero inciden en que sus márgenes de acción son limitados. Consideró que investir a Sánchez sin pedir nada a cambio no hubiera garantizado una legislatura larga, y que de repetirse las elecciones dentro de un año su liderazgo habría sufrido un desgaste inasumible. Por ello, tanto él como Irene Montero acordaron una táctica enfocada a alcanzar una coalición o nada. La llamaron “operación ruleta rusa”, como desveló este diario. Y ahora no tiene más remedio que seguir como cabeza visible de los morados.
La estrategia del partido será agresiva. Todo lo contrario que antes del 28 de abril, cuando Podemos se aprovechó de la división de la derecha y apostó por un clima de armisticio con el PSOE. Ahora, sin embargo, habrá que jugar en otro terreno.
Del "escollo" al contraataque
Las relaciones entre Iglesias y Sánchez se han desgastado y la desconfianza mutua obliga a plantear tácticas ofensivas. Entre otras cosas porque, después de que Iglesias cediera tras señalarle Sánchez como “escollo” para una coalición, el candidato de Podemos debe ahora recuperar su papel de referente de la izquierda alternativa al PSOE.
“Iglesias se lo ha pensado, otra cosa es que no le quede más remedio que ser el candidato”, sostienen también en IU. Aunque también en este segmento hay políticos que alertan de que Iglesias ya no tiene el tirón personal de hace años. En las encuestas, subrayan, es el líder peor valorado de los cuatro nacionales, excluyendo a Abascal (un hecho que, no obstante, lleva años siendo así).
Como Podemos, también el partido de Alberto Garzón prepara una campaña a regañadientes. El coordinador nacional hizo de todo para evitar el frentismo entre Podemos y el PSOE, pero se quedó desplazado por Enrique Santiago, referente de los comunistas en IU y uno de los halcones de Iglesias. “Enrique asegura la unidad de acción de IU con Podemos en las elecciones”, explican fuentes de Unidas Podemos para alejar la posibilidad de una fractura interna de cara al 10 de noviembre.