Primer día de la sesión de investidura de Pedro Sánchez... y todo el mundo se hace la misma pregunta: ¿va realmente el PSOE a formar un Gobierno de coalición con Podemos?
Si nos atenemos al discurso del presidente, nada hace prever que vaya a ser así. Es verdad que se han intensificado los contactos entre ambas formaciones, pero en los dos bandos hay serias dudas de que esto vaya a suceder y todo apunta a que podríamos estar asistiendo a un teatrillo en el que unos y otros van a tratar de dar la sensación ante la opinión pública de que, si todo se rompe, no será por su culpa, puesto que lo han intentado hasta el final. Es la famosa batalla por el relato.
Sólo así se entiende el discurso prefabricado de Sánchez, repleto de la dialéctica de moda (tecnología, feminismo, transición energética...), pero carente de propuestas de calado. Por no hablar, el presidente en funciones casi ni habló de Podemos ni explicó sus propuestas para resolver el problema catalán. Apenas dedicó una frase a Iglesias: "Nada que merezca la pena es fácil".
En realidad, Podemos nunca se ha fiado de Sánchez, porque desde el primer momento jugó a dos barajas: buscar la abstención de PP y Ciudadanos y, a la vez, darle bolilla a Pablo Iglesias. Pero, tras la jugada maestra de la semana pasada, cuando el líder morado agarró al vuelo el órdago que le había lanzado Sánchez (sin él en el Gobierno sí sería posible una coalición), el presidente en funciones está en un callejón sin salida del que le va a ser muy difícil salir.
Cinco ministerios... y dos huevos duros
Podemos, que no quiere ni en pintura una repetición de las elecciones, bajará sus pretensiones todo lo que haga falta, pero de momento ha empezado fuerte en sus negociaciones con el PSOE. Quiere al menos cinco ministerios y a sus pesos pesados sentados en la mesa ovalada de La Moncloa.
De momento, el PSOE le sigue la corriente, pero fuentes socialistas cuentan que será casi imposible llegar a un acuerdo porque no hay motivos de peso que lo justifiquen y sólo serviría para dar oxígeno a un partido moribundo.
Así pues, y salvo que Sánchez e Iglesias sean unos actores formidables, todo hace indicar que vamos a asistir a cuatro días de paripé. Veremos mucha agitación, reuniones interminables, tiras y aflojas... pero será difícil que al final salga Sánchez investido con varios ministros de Podemos a su lado.
Todo depende de Iglesias: ¿se atreverá a tumbar la investidura de Sánchez si no alcanza un acuerdo con el PSOE de aquí al jueves?
Para ser de nuevo presidente, y descartada ya la opción de la abstención de PP y Cs, al menos esta semana, las dos opciones de Sánchez son: o la abstención de Podemos y el voto a favor de los independentistas catalanes o justo al contrario, el voto a favor de Podemos y la abstención de los independentistas.
Por tanto, y mientras sigue el teatrillo, todo depende de Iglesias: ¿será capaz de tumbar la investidura si llegado el jueves no se ha cerrado un acuerdo con el PSOE? ¿se abstendrá a pesar de todo para evitar unas nuevas elecciones en las que la abstención y el nuevo partido de Íñigo Errejón podrían sacarle del mapa definitivamente?