Podemos empieza a planificar un adelanto de su congreso. El partido se volcará en la campaña para las generales del 28 de abril y después, vayan como vayan los comicios, habrá que abordar el tema del liderazgo en un congreso de Vistalegre III anticipado.
Fuentes del partido morado aseguran que “desde lo de Errejón” ha ganado fuerza la posibilidad de adelantar Vistalegre III. El congreso está previsto en teoría para 2021, pero crece en el partido el debate sobre si hace falta anticipar la celebración del cónclave. El propio Juan Carlos Monedero, que el sábado acompañó a Pablo Iglesias en su primer mitin de campaña, lo esbozó en una entrevista con Efe.
Dos opciones: octubre y julio
La tentación de la dirección es convocar el congreso en otoño, concretamente en octubre, el mismo mes en el que se celebró el primer Vistalegre de 2014 (el segundo fue en febrero de 2017). En esa reunión, el plan de Iglesias es cerrar su relevo con Montero, tal y como ha dejado entender a parte de la cúpula del partido. Para que esto sea factible, no obstante, es necesario que Podemos no se desplome el próximo 28 de abril.
Iglesias quiere entrar en un gobierno con el PSOE. Lo dejó claro el pasado sábado, cuando recuperó una retórica beligerante. En chupa deportiva en lugar de la americana, el líder de Podemos atacó en su regreso a los bancos y la prensa. Pero también hizo un guiño a un debate sobre el liderazgo. “Sé que he decepcionado a mucha gente”, dijo y recordó el discurso de Irene Montero durante la moción de censura. Pero también habló de la “vergüenza” de las peleas internas: un aviso a navegantes ante posibles nuevas salidas (o “traiciones”), después de las de Íñigo Errejón, Ramón Espinar y Pablo Bustinduy.
Iglesias sabe que si Podemos no logra entrar en un Ejecutivo para su núcleo duro será difícil frenar las críticas. Hay dirigentes del partido que, de hecho, creen que otoño es una fecha demasiado lejana para establecer las bases de la “refundación”. Sostienen que el equipo directivo ha perdido el control del partido y que el nuevo cónclave debe celebrarse antes del verano, posiblemente en julio.
Todo dependerá del resultado electoral del 28 de abril. Si el congreso se celebra tras un eventual fracaso electoral se corre el riesgo de que aparezca una candidatura alternativa a la de Montero para disputar el control de la formación. Continuidad y refundación son, hoy en día, dos términos complementarios y antagónicos para el partido de Iglesias.