"¿Qué han sacado los independentistas de la unilateralidad? Nada. Esa es la clave", reflexiona en voz alta para Vozpópuli una persona del entorno de Pedro Sánchez cuando el periodista le pregunta por el sentido de que el PSOE organice la "mesa" que le exigen los independentistas para hablar, nada menos, que del derecho de autodeterminación para Cataluña que van a plantear seguro y que ninguna instancia internacional reconoce.
Pecata minuta para este interlocutor porque "hablar no es delito". Pero que nadie se llame a engaño: lo que habrá al final del túnel es una reforma del Estatuto (2006) incorporando, en la medida que se pueda, aspectos que cepilló el Tribunal Constitucional (2010) y vuelta de los catalanes a votar para ratificarla; urnas, esta vez sí, legales y constitucionales, no como en el tumultuoso 1-O de 2017.
Eso sí, hasta llegar ahí, el PSOE va a tener que tragar mucho y se prepara para ello. Veremos si solo se ve obligado a sentarse con el vicepresidente Pere Aragonés, de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), y con el actual president de la Generalitat, Quim Torra... o se ve obligado a hacerlo también con Oriol Junqueras y Carles Puigdemont porque el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (TJCE) les conceda este jueves 19 de diciembre inmunidad como europarlamentarios y sea excarcelados.
Cualquier fotografía tomada en esa mesa se antoja letal para los socialistas a corto plazo; pero estos se dicen dispuestos a arriesgar tras autoconvencerse de que correrá mucho río de tinta, habrá mucho griterío en las tertulias, "pero los medios de comunicación vais a estar todo el día repitiendo la palabra diálogo", que tiene un efecto balsámico "dentro y fuera de Cataluña, también".
El presidente del Gobierno recupera el 'lenguaje Pedralbes', omitiendo la palabra Constitución para facilitar el 'aterrizaje' del independentismo, pero en el PSOE se asegura que no va a ir más allá
De hecho, el viernes ya empezó el presidente del Gobierno desde Bruselas: "el diálogo es el método para resolver conflictos políticos como el que se vive ahora mismo"; eso sí, en el "marco de la seguridad jurídica (sic) que emana de las leyes democráticas"... Vuelta al lenguaje Pedralbes, a no nombrar la Constitución de 1978 para no incomodar a los posibles socios de investidura. Si solo es eso, se dicen en la Moncloa, vale... Pero la Carta Magna siempre estará ahí, y ERC y JxCat lo saben.
Planteado así, se trata de una simple pista de aterrizaje que permita a la primera fuerza secesionista -ahora ERC-, convertirse a ojos de los catalanes en la fuerza hegemónica que todavía no es y, una vez celebradas esas elecciones autonómicas con que Junts pel Cat amenaza a los de Junqueras, dar el acelerón hacia el posibilismo mediante otro tripartito como el de Madrid (PSOE-Podemos-ERC), pero esta vez en Barcelona y para la Generalitat con los papeles invertidos (ERC-PSC-En Comú Podem).
Por más que suene a Cuento de la lechera, en eso están todos los protagonistas de esta historia... menos Torra y Puigdemont, que ven peligrar la hegemonía convergente de los últimos cuarenta años, primero con Jordi Pujol, luego con Artur Mas, hasta que todo se fue al garete a partir de 2014.
"Los catalanes tienen que hablar"
Y cuando el ruido sobre la ruptura de la unidad de España se vaya apagando y vuelva el silencio, empezará la negociación del final del problema, esta vez en serio. Todo quedará en esa oferta que hará el Ejecutivo de reforma del Estatuto -ya se verá el alcance- para presentar luego al pueblo de Cataluña el acuerdo mayoritario y que lo refrende en una consulta.
Los socialistas quieren que una ERC ya en la Presidencia de la Generalitat haga pedagogía entre los suyos y el resto del independentismo sobre ese referéndum; La Consulta con mayúsculas que vienen reclamando cuando dicen que "los catalanes tienen que hablar", en la medida en que es la única que permite la Constitución.
Pero primero, dicen en La Moncloa, a lo importante: la investidura del presidente del Gobierno que lleva casi un año en funciones. Con mucha cautela. Es mas, en las citas con Gabriel Rufián & cia para lograr la abstención de ERC "ya no se habla del calendario, se habla del Qué"... y si hace falta esperar a enero, "se espera", dice este interlocutor de Vozpópuli.