Es un personaje incombustible en la política desde que en 1976 creara la Asociación en defensa de los intereses de Cantabria (ADIC) y dos años más tarde el Partido Regionalista de Cantabria (PRC). Eran aquellos tiempos preautonómicos inmediatamente posteriores al franquismo, en los que la derecha albergaba aún la tentación de unir la vieja provincia de Santander -'puerto de Castilla' se la llamaba hasta en los libros escolares- a la incipiente comunidad de Castilla y León.
Ahí estaba para impedirlo el hoy hipermediático Miguel Ángel Revilla y cuatro entusiastas más de una entonces desconocida Cantabria, incluso para los cántabros, reivindicando la 'estela de barros' y la cultura de las albarcas propia de los establos y la ganadería. Enfrentado a los ‘señoritos’ de Santander, la capital.
Hoy, cuarenta años después, se apresta a ganar sus primeras elecciones autonómicas, según todos los sondeos; sí, a ganarlas, porque aunque parece el presidente ‘eterno’ de Cantabria, lo cierto es que lo ha sido tres legislaturas -y vicepresidente otras dos- gracias a haberse sabido hacer imprescindible ante PP y PSOE justo para que el otro no se alzara con el Gobierno regional.
A la sombra de Hormaechea
Y es que durante muchos años la omnipresente presencia de Juan Hormaechea, primero alcalde de Santander y luego presidente intermitente de la autonomía desde 1987 hasta bien entrados los años 90, hizo que la figura de Revilla languideciese.
La marcha de Hormaechea tras sucesivos escándalos judiciales, sumió al PP en una posición subsidiaria que, excepto en la legislatura 2011-2015, con el mandato de Ignacio Diego, ha propiciado dos décadas de cuasi monocultivo regionalista; por eso, y porque el PSC-PSOE se ha ido adaptando mal que bien a su papel subalterno en los gobiernos del presidente tertuliano.
Prueba de que ello es que, incluso ahora que el PSOE vuelve a ser primero en todo, Cantabria junto a Cataluña, País Vasco y Navarra es una isla política, según la macroencuesta que ha elaborado el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que dice que éste veterano -va a cumplir 76 años- repetirá por cuarta vez en la Presidencia regional si llega a un pacto con el PSOE; partido con el que, además, va a estrechar lazos si se confirma que su recién estrenado diputado en el Congreso, José María Mazón, va a ser clave en la investidura de Pedro Sanchez.
La difícil relación con el PSC-PSOE
Con el secretario general del PSC-PSOE y actual delegado del Gobierno, Pablo Zuloaga, ha tenido sus mas y sus menos durante los dos últimos años, a cuenta de la participación de la vicepresidenta del Ejecutiva Regional y anterior lideresa de losSocialistas cántabros, Eva Díaz Tezanos.
Dos meses después de ganarla en primarias la Secretaría General, en septiembre de 2017, Zuloaga se
descolgó solicitando a Revilla su cese y la de otros consejeros afines para renegociar el pacto de gobierno. Tuvo que intervenir la Dirección Federal para calmar los ánimos y Díaz Tezanos ha logrado
culminar la legislatura autonómica.
De la diferencia que obtenga el todopoderoso líder del PRC sobre sus perseguidores dependerá no solo la estabilidad del Ejecutivo regional sino algo mas importante para el movimiento regionalista: la sucesión de quien ha sido su líder en los últimos 40 años; y ahora mismo no se atisba un nombre claro en el horizonte.
Mazón es de su misma generación y Revilla, a pesar de haberle promocionado como su ‘hombre’ en Madrid, sabe cuidar los equilibrios internos en el PRC. Suele decir que en la actualidad hay "diez personas como mínimo" que podrían sucederle al frente del partido, aunque declina dar nombres concretos porque él, "ojito derecho, ninguno". "Yo no me caso con nadie", zanja.