Culminada su ronda de consultas con todos los líderes políticos, el Rey ha certificado la falta de acuerdo entre los partidos y ha constatado que ningún candidato reúne apoyos para ser investido presidente. De este modo, los españoles tendrán que volver a las urnas el próximo 10 de noviembre. Será la cuarta vez en cuatro años.
La cuenta atrás ha terminado, y Pedro Sánchez no ha logrado respaldos suficientes para ser investido en una eventual votación en el Congreso de los Diputados, que finalmente no se producirá. A lo largo del día de hoy, el líder socialista ha mantenido conversaciones con Iglesias, Casado y Rivera para conocer la posición final de cada uno de ellos, pero estas llamadas no han aportado novedades, y sólo han constatado la situación de bloqueo. Los números no le dan al líder socialista.
La última luz de esperanza se produjo ayer lunes tras el movimiento protagonizado por el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que planteó al PP una "solución de Estado" que pasaba por una abstención de los dos partidos en la investidura del líder socialista.
A cambio, Rivera pretendía arrancar a Sánchez tres compromisos: un Gobierno constitucionalista en Navarra, 'mano dura' con los independentistas a través del artículo 155 si no aceptan la sentencia del 'procés' y no subir los impuestos a familias y autónomos.
El presidente del PP, Pablo Casado, cogió el guante al líder naranja y apoyó sus demandas a Sánchez, trasladando al líder socialista la presión para desbloquear la situación, pero evitó comprometerse a una posición común con Ciudadanos. El presidente en funciones indicó, por su parte, que esos requisitos ya se cumplían, por lo que no había "obstáculo real" para que PP y Cs se abstengan en su investidura. Este martes, Sánchez ha respondido por carta a Rivera apuntando en la misma línea, lo que ha sido valorado por Rivera como "una tomadura de pelo", y Casado se ha mantenido en su 'no' a la investidura del presidente en funciones, por lo que el eventual acuerdo ha saltado por los aires.
Cinco meses de desacuerdos
De modo que todo ha quedado en saco roto, y los líderes políticos no han sido capaces de ponerse de acuerdo para formar un gobierno, poniendo fin sin éxito a casi cinco meses de negociación.
Los resultados de las elecciones del 28 de abril dieron a PSOE y Podemos la oportunidad de entenderse para formar un Ejecutivo, pero sus discrepancias en torno a la fórmula de gobierno han conducido a la ruptura total de las negociaciones y a este adelanto electoral.
Un punto de inflexión clave en este proceso fueron los malos resultados cosechados por Podemos en los comicios autonómicos y municipales del 26 de mayo. En aquel nuevo escenario, y después de posponer las negociaciones para formar gobierno hasta después de ese 26-M, Pedro Sánchez consideró que el PSOE estaba legitimado para formar un gobierno monocolor sin presencia de Podemos en el Consejo de ministros. A partir de entonces, desde filas socialistas se defendió la fórmula de un "gobierno de cooperación". Ya en ese momento, Sánchez reclamaba paralelamente a Casado y Rivera su abstención por el bien del país, y como única salida al bloqueo político, una opción siempre desdeñada por ambos líderes.
Retirada de Iglesias
Entre tanto, los socialistas comenzaron a ofrecer a Podemos fórmulas intermedias para ganarse su apoyo, bien por medio de cargos intermedios del partido morado en el Ejecutivo, o mediante la designación de ministros independientes. Así fueron las cosas hasta mediados de julio. En ese momento, el PSOE reculó en sus posiciones y se abrió por primera vez a la posibilidad de aceptar ministros de Podemos. Pero indicó que el "principal escollo" era la entrada del líder morado, Pablo Iglesias, en el Ejecutivo. Iglesias aceptó el órdago de los socialistas y se retiró.
Las negociaciones parecían ir hacia adelante, pero una serie de discusiones en torno a los ministerios que debía repartirse cada partido en un futuro gobierno hizo encallar las negociaciones y la pasada investidura de Pedro Sánchez, celebrada el pasado 22 de julio, fracasó.
A partir de ese momento, Pedro Sánchez se ha negado tajantemente a retomar las negociaciones en el punto donde se quedaron en julio, y volver así a retomar la idea del gobierno de coalición. Ello a pesar de que desde Podemos han admitido en varias ocasiones tras esa investidura fallida que ahora sí aceptarían el reparto de carteras que Sánchez ofreció en su momento y que ellos rechazaron. "Sería cuestión de horas" que aceptaran, llego a decir Pablo Iglesias.
En estas circunstancias, desde Podemos no se han mostrado dispuestos a hablar más allá de la fórmula de la coalición, mientras que los socialistas se han negado a contemplar esta opción. Así las cosas, el escenario de bloqueo político perdurará al menos hasta la próxima convocatoria del 10-N, cuando los españoles serán llamados de nuevo a las urnas.