El futuro de Rocío Monasterio en la política española quedó fulminado, al menos de momento, en la tarde de ayer. La dirección nacional de Vox decidió reemplazarla como presidenta del partido en Madrid, ocupando su asiento el actual portavoz adjunto, José Antonio Fúster. Eso sí, Monasterio continuará ejerciendo su labor de portavoz en la Asamblea de Madrid, al menos hasta 2027, fecha de las siguientes elecciones autonómicas en la capital.
Esta decisión, que a muchos pudo coger por sorpresa, se llevaba madurando desde hace meses en la cúpula del partido. Un cúmulo de motivos ha terminado dando con Monasterio fuera de la dirección regional de Vox, algo impensable en 2021, cuando fueron llave de Gobierno tras los comicios del 4 de mayo.
Sin embargo, las últimas elecciones autonómicas de 2023 dibujaron un panorama desolador para Vox en la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento, ya que entregaron su influencia en pos de dos mayorías absolutas del Partido Popular en ambas administraciones. A pesar de victorias como la sentencia del TSJM contra Madrid 360, mérito absoluto de Rocío Monasterio y Javier Ortega Smith, la irrelevancia política en Madrid se había acrecentado de forma tremenda.
El éxito de Isabel Díaz Ayuso, sumado a su aplastante mayoría absoluta, hizo ver a la dirección del partido que era necesario revitalizar la formación en una plaza tan importante como Madrid, donde la desafección de sus votantes en la capital había quedado bastante patente en las elecciones europeas del pasado 9 de junio.
Fuentes cercanas a la aún portavoz en la Asamblea cuentan a este periódico que se sentía "ignorada" por la dirección del partido y señalada, de forma particular, por algunos gerifaltes de Vox. Todo ello desde la salida de su marido, Iván Espinosa de los Monteros, quién abandonó por desavenencias con el ala más radical de Vox.
El adiós de Espinosa disparó los rumores de un nuevo proyecto político en el que el marido de Rocío Monasterio podría estar implicado, y cuyo nacimiento perjudica las opciones de Vox en comicios venideros.
Un paso adelante que el propio Espinosa de los Monteros ha mantenido en la guantera por la presencia de Monasterio en la Comunidad de Madrid. Esta idea sentó bastante mal en el núcleo duro de Vox, donde empezaron a ver a Monasterio como un "caballo de Troya" dentro de la formación.
El adiós de Monasterio y la renovación de Vox
Abascal y sus más allegados tenían claro que en Vox había que encarar una renovación orgánica de forma urgente. Los últimos tropiezos electorales, el auge de Alvise, la intrascendencia en muchos ámbitos de la política española y el sonado error junto al PP respecto a la votación para reducir la pena de etarras ha terminado por señalar a los más débiles del partido.
En ese grupo estaba Rocío Monasterio, cuyo peso en el partido se había ido difuminando como nunca antes. Su marcha acelera dos situaciones, la primera un cambio de rumbo en Madrid, donde sus votantes esperan algo más que ser una comparsa del PP, quien le ha tomado la delantera en temas tan del espacio político de Vox como el asunto de Begoña Gómez y la comisión de investigación que ha arrancado en la Asamblea.
Fúster no tendrá nada fácil llevar a cabo esta revolución, pues el electorado de derechas está volcado en favor de Díaz Ayuso. Lo que veremos en las próximas semanas serán movimientos de este proyecto del que se lleva hablando entre bambalinas en los últimos meses, y que puede terminar con Vox rivalizando con dos formaciones para recuperar un espacio que hasta hace cinco meses era completamente suyo.