A nadie en el socialismo español le ha pasado desapercibido que con el nombramiento de Carmen Calvo como vicepresidenta del Gobierno y de los ministros de Hacienda, María Jesús Montero, y de Agricultura, Luis Planas, Pedro Sánchez ha señalado a tres políticos que en el futuro podrían disputar el liderazgo político a Susana Díaz en la principal federación del PSOE, Andalucía.
Más las dos primeras porque Planas ya lo hizo, con escaso éxito, en unas primarias en julio de 2013, que no llegaron a celebrarse porque el aparato, dominado por Díaz, impuso que cada aspirante debía reunir un 15% de avales para poder aspirar a la secretaría general del PSOE-A.
Quedó fuera de la carrera porque no pudo reunir las firmas de 6.860 afiliados y la entonces lideresa del socialismo sevillano, con 22.000 avales, fue candidata única a la Secretaría general de la federación.
La maniobra de Sánchez permite visualizar en el PSOE-A liderazgos alternativos a los de Díaz para cuando toque la sucesión de la presidenta de la Junta de Andalucía
El hoy ministro de Agricultura ya tiene 66 años y una carrera política muy dilatada como para volver a aspirar, pero eso no ocurre con Calvo o Montero, que en un futuro si pueden ser la alternativa que impulse la Ejecutiva Federal para desembarcar en Andalucía. Sobre todo la hoy vicepresidenta, cordobesa, muy enfrentada a la presidenta de la Junta por su apoyo a Pedro Sánchez en las primarias de 2017.
Ahora mismo, sobre todo desde la llegada de Sánchez a La Moncloa, el conflicto está pacificado, pero los fieles a Sánchez en territorio andaluz siempre han sostenido que su obligación es impedir que Díaz controlar su sucesión sin apenas intervención de Ferraz, cuando ésta toque.
Por lo que respecta al resto de nombramientos, no hay un reparto de cuotas per sé, pero sí en minsietrios clave se nota el peso de las federaciones más importantes. Por ejemplo, los dos ministros catalanes Josep Borrell y Meritxell Batet, el primero de Exteriores y la segunda de Política Territorial, van a tener mucho papel en el conflicto con el independentismo.
El PSE ha colocado a Isabel Celáa en Educación y la cuota del socialismo valenciano es Carmen Montón; la sorpresa es que Serrano, director de gabinete de Sánchez desde 2014 no seguirá con él en La Moncloa
El PSE ha colocado a Isabel Celáa en Educación, una vez que el exlehendakari y expresidente del Congreso Patxi López ha quedado fuera del Gobierno. Su participación en las primarias como rival de Sánchez en mayo de 2017 puede haberle pasado factura, a decir de varias fuentes socialistas.
Por lo que respecta al PSPV, Sánchez ha tirado de Carmen Montón, su amiga personal y consejera de Sanidad en el Gobierno de Ximo Puig, que apoyó a Susana Díaz en las primarias; además de José Luis Ábalos, que es su mano derecha en la Secretaría de Organización. Y la federación madrileña, el PSM, la del propio presidente, ha colocado a Reyes Maroto en Industria.
Pero, sin duda, una de las cosas que más ha llamado la atención no está en el Gobierno sino en el equipo personal de Sánchez en La Moncloa. Quien hasta ahora ha sido su director de gabinete, Juan Manuel Serrano, desde que en 2014 se embarcó con él en la aventura de liderar el PSOE, lo deja.
Serrano se ha sentido infravalorado porque el hoy presidente del Gobierno no le haya ofrecido ser director de gabinete en La Moncloa y preparar su vuelta al puesto de funcionario en la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).