Política

Sánchez se prepara para una negociación larga y una investidura tras el verano

Su estrategia pasa por culpar a Iglesias del posible fracaso mientras sigue tejiendo otros acuerdos: acepta la abstención de Navarra Suma, con el PNV 'mirando para otro lado', y cierra el pacto con Revilla

  • Pablo Iglesias y Pedro Sánchez en el debate de Atresmedia el 23 de abril

A Pedro Sánchez se le está torciendo la investidura por la insistencia de Pablo Iglesias en condicionar su apoyo a un "gobierno de coalición" con él sentado a la mesa del Consejo de Ministros, para el que no dan los números: PSOE y Podemos suman 165 diputados y el candidato necesita un mínimo de 173 -con PNV (6), Compromis (1) y el PRC de Miguel Ángel Revilla-; eso, siendo elegido en segunda votación -solo más votos a favor-, ni siquiera en primera con mayoría absoluta.

De momento, el líder socialista y su equipo empiezan a mentalizarse y "a mentalizar al partido" de que la negociación va a ser "larga", y de que la primera sesión de investidura, en la segunda semana de julio, puede resultar fallida en las dos votaciones si no hay acuerdo con Podemos, admiten fuentes socialistas consultadas por Vozpópuli.

Con el reloj de la legislatura ya en marcha -dos meses de plazo antes de que el Rey disuelva las Cortes, como en 2016-, ese primer fracaso requeriría una nueva ronda de consultas del monarca con los partidos y una segunda tentativa de investidura a finales de agosto o la primera semana de septiembre.

Muchos en el PSOE creen que es mejor repetir elecciones, porque Podemos "se hundiría", que atender a la exigencia de Iglesias de sentarse a la mesa del Consejo de Ministros

El PSOE creyó que tras el batacazo de los morados en las elecciones generales del 28 de abril -bajaron de 71 a 42 diputados- y, sobre todo, tras la sangría de pérdida de alcaldías del cambio el 26 de mayo, Iglesias se ablandaría. Pero, lejos de eso, el líder morado intenta blindar su futuro fiándolo todo a la consecución de su entrada en el gabinete; algo de lo que Sánchez no quiere oír hablar.

El presidente del Gobierno en funciones ha optado por disimular el desafío, pero lo cierto es que ha dejado de considerarle "socio preferente"; y le ha citado este martes en el Congreso, en plano de igualdad con Albert Rivera y Pablo Casado, para hacer ver a los españoles que en manos de ellos tres -sobre todo de los líderes Podemos y Ciudadanos- está que haya gobierno.

Todo ello mientras ordena al secretario de Organización del PSOE y hombre fuerte de la negociación, José Luis Ábalos, que deje caer que la intransigencia de Iglesias puede llevar a una repetición de elecciones generales en noviembre, mientras sigue tejiendo el resto de apoyos:

La estrategia de Sánchez está clara: responsabilizar a Pablo Iglesias en persona de un posible fracaso, mientras él sigue a lo suyo. Tras recoger el guante de Navarra Suma para aceptar su abstención -básica en segunda votación- a cambio de que Javier Esparza sea presidente de esa comunidad foral, y con el PNV mirando para otro lado. El viernes por la noche cerró con Revilla el voto del PRC en una conversación telefónica y se prepara para la cita de este martes en el Congreso con  Iglesias.

En el PSOE hay división de opiniones. Algunos de los barones consultados por este periódico creen que el aviso de repetición de elecciones formulado por Ábalos va "en serio" y tiene como objetivo rebajar las "ínfulas" de un Iglesias que ya ha trasladado a su interlocutor en La Moncloa que está dispuesto a llegar hasta el final porque no es quien más tiene que perder si hay una vuelta a las urnas en noviembre.

Otros, sin embargo, prefieren cree que es "un farol" al inicio de una negociación que, eso sí, ya no va a ser pan comido, como se preveía sino que sufrirá altibajos y puede llevar todo el verano. Hoy, en la reunión de la Ejecutiva Federal en Ferraz se escucharán las primeras reacciones al órdago de Podemos, pero no diferirán mucho de ésta del ex alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, alquien muy  próximo a Pedro Sánchez:

 

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