La CUP envió a Artur Mas a la 'papelera de la historia'. Y secundó a Carles Puigdemont, el por entonces alcalde de Gerona y prácticamente un desconocido en los cenáculos principales barceloneses. Una operación similar podría estar fraguándose en estas jornadas convulsas y desesperantes a fin de superar el actual embrollo institucional.
Los cuatro diputados de la CUP tienen la llave de la mayoría en el Parlament. La formación antisistema rechazó abiertamente la apuesta por Jordi Sánchez, exlíder de la ANC, ahora en prisión. Aunque el juez Pablo Llarena le hubiera permitido personarse en el Hemiciclo, la CUP no le habría concedido su voto. Tampoco les agrada Jordi Turull, el segundo en la lista de los presidenciables de JxCat. Demasiado próximo a Artur Mas y, por lo tanto, tiznado por la corrupción del pujolismo. Elsa Artadi, la 'pubilla' del expresidente, ni siquiera se lo plantean. Está en las antípodas de lo que pretenden para dirigir el camino hacia la 'República'.
Puigdemont, enrocado en su refugio de Flandes, acaricia la idea de nuevas elecciones. Incluso ya ha hablado de crear un 'nuevo movimiento político' con JxCat en el eje del separatismo, en el que se agruparían desde ERC a la CUP pasando por el sector secesionista de Podemos. Él mismo sería el candidato de esta nueva 'plataforma del president', que, según su mensaje escuchado el sábado en Vilasar, "debe articularse pronto".
Una estrategia que pocos secundan. "Si ya renunció en su momento a a la investidura, raro sería que se pretende encabezar ahora una lista electoral", dicen en el PDeCat. A lo que se responde desde Waterloo: "El presidente aseguró que su renuncia es provisional".
Mientras tal apuesta se pone en marcha, en el Parlament se debaten los puestos del futuro Govern a la espera de que aparezca la 'fumata blanca' para el hombre que habrá de asumir el vértice de la Generalitat. Surge ahora el nombre de Quim Torra, 56 años, abogado, escritor, dueño de la editorial 'A contravent', ejecutivo de una firma de Seguros en Suiza durante dos años, y bien visto por los sectores más radicales del secesionismo así como por las decisivas organizaciones de agitación callejera.
El 'Valle de los Caídos'
Torra milita en la ANC, ocupó durante dos años la presidencia de Omnium, antes de la llegada de Jordi Cuixart, ahora en Pozo del Real, y ejerció de director del centro histórico del Born, una especie de 'Valle de los caídos' del independentismo sentimental. En su momento, Puigdemont se planteó promoverlo para la presidencia del Parlament, un puesto que reclamó para sí ERC, dada la tradición. Así fue y se designó a Carles Torrent para esa silla.
Surge ahora su nombre a la vista de la cerrazón de la CUP a colaborar para la salida del bloqueo. Una especie de 'operación Artur Mas' segunda parte. Torra ejercería a la perfección el papel del jefe del 'Gobierno del interior' y asumiría gustosamente las instrucciones que emanen desde el 'espacio libre de Bruselas'. El presidente en el 'exilio' estaría muy tranquilo con el fiel y leal Torra en la Generalitat. La CUP no reprobaría esta opción, según se desprende de los comentarios en círculos separatistas.
Carece de problemas con la Justicia, no está imputado, ni corre riesgo alguno de serlo en el futuro. Su papel durante el 'procés' fue de segundo nivel y, llegado el caso, incluso lograría las bendiciones' de Oriol Junqueras, a quien no le entusiasma la posibilidad de aceptar al pretendiente Turull.
Dos meses y medio después de las elecciones, el bloqueo sigue firme, la ANC reclama en las calles un Gobierno que conduzca a Cataluña hacia la república y la independencia, y la grey separatista empieza a impacientarse. "El 1545 nos está ganando la batalla", se quejan cada vez con más fuerza.