Mariano Rajoy se ha empleado a fondo con el PNV para sacar adelante sus presupuestos. Se ha implicado ‘personalmente’, tal y como reconoció este viernes desde Bruselas. El diálogo marcha bien. El presidente del Gobierno ha intensificado sus conversaciones con el lendakari Íñigo Urkullu y no ha ocultado algún encuentro en el Congreso con el jefe de la bancada nacionalista, Aitor Esteban.
El jefe del Gobierno vasco quiere desvelar este miércoles quien será su pareja de baile para sacar adelante las cuentas públicas de su comunidad. Necesita al menos un voto de la oposición para evitar que triunfe una enmienda a la totalidad. Debe elegir entre PP y Bildu. Con el PP todo son facilidades y garantías. “No se arrepentirá”, dijo hace días Alfonso Alonso, presidente del PP vasco. Con Bildu hay condiciones quizás insalvables, como un incremento en la presión fiscal, algo de difícil venta para el PNV, con un voto muy asentado en la clase media y el sector empresarial. En el caso de que el PP sea el partido elegido para el baile, Rajoy habría dado un paso muy importante para sacar adelante sus propios presupuestos.
“No se trata de un cambio de cromos, esto consiste en construir”, señaló tajante Rajoy el viernes. “No tiene ningún sentido paralizar un presupuesto”, añadió. Y reconoció luego algo que en Moncloa nunca se ha ocultado. El presidente ha mantenido reuniones con los interlocutores vascos estas últimas semanas. “No estoy en el detalle, eso lo lleva el ministro de Hacienda”, respondió al ser preguntado sobre las líneas del posible acuerdo. Y recordaba que ya se ha aprobado el techo de gasto de esa comunidad, otro trámite necesario.
Una mayoría insuficiente
La prioridad de Rajoy sigue siendo la economía. Y Cataluña, de lo que se ocupa su vicepresidenta. El trámite de la aprobación presupuestaria es fundamental. Cuenta, pese a las tormentas y los desplantes, con Ciudadanos, Foro, canarios y su franquicia navarra. Da por hecho el rechazo inevitable del PSOE, sumido en la intensa pugna de sus futuras primarias y su incierto liderazgo. Necesita al PNV. El respaldo al presupuesto en Vitoria puede resultar definitivo para el respaldo al presupuesto en Madrid. Y algo más. “Les va a costar caro”, ya anunció en su día Aitor Esteban en sede parlamentaria. Y sacó la lista de la compra. Nada barata, en efecto, y casi interminable.
“Todos los puntos son asumibles, salvo el de las prisiones”, dicen en el PP. Los nacionalistas reclaman transferencia de prisiones y de gestión de la Seguridad Social. También el AVE, algo renqueante su famosa ‘Y griega’, otras infraestructuras, energía y transferencias y litigios en el Constitucional.
Rajoy no quiere elecciones anticipadas. Al menos es lo que dice. Si no logra sacar adelante los presupuestos, tendrá la opción de prorrogar los actuales. No es opción que le agrade. Esa fórmula quedaría para los Presupuestos de 2018, ya más cerca de las urnas autonómicas y locales. El ‘factor Sánchez’ podría también animar a Rajoy a adelantar elecciones. En su partido se preparan para ello. Ya ha arrancado la renovación de las cúpulas regionales y lo harán luego las provinciales. Todo ha de estar listo antes del verano, por si hay que arrancar una campaña electoral.
El paso de Urkullu de esta semana puede despejar la gran incógnita, dicen en el grupo parlamentario del PP, donde se advierte una actitud muy receptiva en sus interlocutores. El diálogo se ha centrado más en Madrid que en Vitoria. Rajoy quiere atarlo corto y no desea sorpresas.