Crece en el PP la opinión de que Pablo Casado ha de alejarse de Ciudadanos en la investidura de Pedro Sánchez y abrirse a una posible abstención. Para asumir ese paso, el líder popular deberá antes haber negociado con transparencia y firmeza algunas condiciones clave para el futuro de la legislatura. La ayuda del PP se fraguaría en septiembre, una vez Sánchez haya fracasado en su intento del próximo día 22. El PP aparecería como el único partido con responsabilidad democrática que da un paso al frente para evitar el desastre de unas nuevas elecciones.
Pedro Sanchez está enrocado, sin apoyos, ha roto con Podemos y no tiene un camino fácil a su derecha. Vox ni pensarlo, Ciudadanos está en una posición de intransigencia total y el PP siempre habla de alcanzar acuerdos en cuestiones de Estado, pero nada de colaborar ‘ni por activa ni por pasiva’ en la confirmación de Sánchez. En Moncloa hay posiciones en favor de volver a las urnas. Hablan de que el PSOE subiría veinte escaños y Podemos quedaría relegado a un papel inexistente.
Casado, en pleno horizonte sin salida, mantiene su mano tendida hacia el presidente en funciones para alcanzar acuerdos en materias concretas y vitales, como Cataluña, fiscalizad y Navarra. Siempre el mismo libreto, que Sánchez escucha, pero ni acepta ni contraoferta. “Es el tancredismo de Rajoy, pero elevado a la enésima potencia”, dicen una fuente de Génova. “Es imposible saber si Sánchez quiere que se le ayude”, añaden.
Responsabilidad institucional
El presidente del PP rechazó este martes lo que denomina ‘abstención táctica’, por razones de coherencia, responsabilidad y porque “no no lo entendería millones de españoles”. Insistió, eso sí, en reformar la ley electoral para evitar el actual bucle que paraliza el escenario político.
En el Partido Popular fluye, a todo esto, una corriente interna que alienta la vía hacia la abstención. Esperanza Aguirre fue la primera. Luego vino Isabel Diaz Ayuso, la candidata del PP a la presidencia de Madrid. También se sumó Rafael Catalá, quien fue ministro de Justicia, así como otros antiguos ministros de Rajoy. José María Aznar, sin embargo, le aconsejó a Casado que no afloje y mantenga su rumbo.
“Más no se nos puede pedir, no se le puede pedir al PP que resuelva los problemas del PSOE”, insiste Sánchez.
Consideran que el PP ha de demostrar su condición de partido de Estado, de partido de Gobierno, de alternativa al PSOE y, desde luego, de responsabilidad institucional para evitar que se tenga que afrontar de nuevo un proceso electoral.
No volver a las urnas
Esas voces le recomiendan a Casado que se aleje de Ciudadanos, cuanto antes mejor, un partido que empieza a dar serias muestras de descontrol y de despiste. En ese sector del PP se a por descontado que las presiones que ha padecido el partido naranja en las últimas semanas, que derivaron en la renuncia de algunos de sus dirigentes, se tornarán ahora hacia el PP.
Dan por hecho que será Casado ahora quien deberá caer frente a esa campaña con el objetivo único de no volver a las urnas. Con Rivera se pretendía un gobierno de coalición, que Sanchez nunca planteó. Con Casado tan sólo se trata de la abstención en la investidura. El sentir mayoritario de los populares es rechazar frontalmente a Sanchez, no aparecer como sus aliados para que continúe con su colchón en la Moncloa. “De aquí a septiembre van a pasar cosas”, dicen las fuentes comentadas. “Primero tiene que mover el polvo Sanchez en su investidura fallida, luego ya veremos en qué queda todo”, añaden.