El Congreso de los Diputados ha dejado solo a Vox en la defensa de su proposición de ley para ilegalizar a los partidos que atenten contra la unidad de España, por lo que sólo sus diputados votarán a favor.
Ni PP ni Cs la respaldarán, a tenor de lo que han afirmado sus portavoces durante el debate de la iniciativa en el pleno de este martes, horas antes de la votación.
El diputado popular José Antonio Bermúdez de Castro, que fue uno de los ponentes de la Ley de Partidos de 2002, ha explicado que su formación no puede apoyar una proposición que busca reformar la Constitución por completo sin las mayorías necesarias para ello.
El de Cs Guillermo Díaz -este partido anunció previamente al debate que se abstendría- ha abogado por cambiar la ley electoral antes que la ley de partidos, y así, dar envergadura legislativa a un tope mínimo del 3 por ciento del voto nacional para acceder al Congreso.
En representación de Vox ha defendido la proposición el portavoz parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros, para quien "la izquierda lleva años manipulando la democracia".
"Democracia es garantizar que los poderes públicos se someten a la ley", de modo que ni un referéndum ilegal ni la violencia ni el terrorismo pueden doblegarla, ha señalado.
"El nacionalismo es incompatible con la democracia"
Vox ha presentado una iniciativa que quiere reformar la ley de partidos para evitar que debiliten la Constitución sus propios "enemigos", es decir, los partidos nacionalistas, según sus explicaciones. "El nacionalismo es incompatible con la democracia", ha dicho.
Y ha recalcado que la proposición no "trata de ilegalizar ideas", sino de "preservar el espacio de libertad" que es la Constitución.
El PSOE ha respondido por medio del diputado José Zaragoza, para quien la iniciativa del partido de Santiago Abascal es otra vez una demostración que lo que puede hacer "una máquina generadora de odio".
Según ha remarcado, los socialistas defienden la Constitución porque "ampara y protege a todos", incluso a Vox, a pesar que es el "enemigo claro" de la Carta Magna.
Similar argumento ha empleado Bermúdez de Castro. Según sus palabras, "las ideas son libres" en España, no los "medios violentos o ilegales" para defenderlas.
Eso es lo que penaliza la Ley de Partidos de 2002, ha dicho antes de subrayar que España "no es una democracia militante".
El diputado del PP ha dejado claro que su partido no puede apoyar la propuesta de Vox porque va contra la propia Carta Magna y la doctrina constitucional.
Unidas Podemos, por medio de Pilar Garrido, ha denigrado la propuesta de la formación de Abascal por estar cargada de "dogmas", en tanto que el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, la ha tildado de "catetada".
Tanto el representante de Esquerra como los de la CUP, EH Bildu, PNV, BNG, Más País o Compromís han incidido en lo que supondría la iniciativa de Vox de aprobarse y ser ley en vigor: ilegalizaría el pensamiento y las ideas de millones de personas y de partidos que forman mayorías en País Vasco o en Cataluña.
Aitor Esteban, del PNV, ha resumido dicha posición: "Todo nacionalismo es incompatible con la democracia, menos el suyo, claro".
El diputado de Compromís, Joan Baldoví, ha recurrido a la ironía: "Bien mirado, si aprobamos esta proposición de ley, a lo mejor los ilegalizados son los de Vox".