La versión oficial la ofreció Mariano Rajoy a los periodistas al llegar a Nueva York. "No hay ninguna razón para regular legalmente la figura del Príncipe", dijo el presidente. Sin embargo, en el Ministerio de Justicia sí se ha trabajado en un borrador tentativo sobre la Ley de Sucesión, tal y como explicita la Carta Magna, en el que se incluirían referencias a un estatus jurídico del heredero.
La nueva intervención quirúrgica del Monarca ha puesto nuevamente sobre la mesa un asunto tabú. El desarrollo de la regulación constitucional sobre abdicaciones y renuncias que ocurran en el orden de sucesión a la Corona, algo que hasta ahora ningún Gobierno ha querido abordar. Las escuetas referencias a este particular que recoge la Carta Magna son notoriamente insuficientes, como se ha subrayado con insistencia estos últimos días. Por eso, el texto constitucional se remite a un ulterior desarrollo en una ley orgánica que nunca se elaboró.
La postura oficial del Gobierno sobre este asunto es que no es el momento, que no es asunto de imperiosa urgencia, que no hay ningún elemento que invite a abordar ahora esta cuestión. En privado en Moncloa se reconoce que Rajoy ha conversado en diferentes oportunidades sobre este particular, incluso en horas previas a su paso por el quirófano del Hospital Quirón, y le ha trasladado siempre el mismo mensaje: "El Gobierno seguirá la pauta que marque la Corona en este asunto". Y el Rey por ahora no quiere ni oír hablar de debates o polémicas en torno a la sucesión o la renuncia. Al menos mientras el caso Urdangarin permanezca abierto, el desafío secesionista catalán siga encrespado y la crisis económica mantenga enhiesta su faz más oscura.
La figura del aforamiento
Otra cosa es que el Gobierno no haga sus deberes. Con ocasión de la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, el fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce, mencionó que "es absolutamente incomprensible" que el Príncipe de Asturias carezca de la protección de la figura de aforamiento como un parlamentario. "No me parece equilibrado". El desamparo jurídico y normativo de la figura del heredero en el ordenamiento constitucional llama poderosamente la atención, y es otra de las lagunas que requieren de algún tipo de tratamiento.
A raíz de este incipiente debate, un equipo de expertos comenzó hace meses la elaboración de un texto legal sobre la regulación de la figura del heredero, así como sobre la famosa Ley de Sucesión o de la Corona. Se trata de una labor embrionaria, sigilosa y prudente, según fuentes jurídicas, que estaría lista en el caso de ser necesitada por algún tipo de urgencia.
Debate político
Otro asunto es el debate político surgido en estos últimos días con motivo de la intervención quirúrgica del Rey. Tanto El PSOE como UPyD han sugerido o reclamado el estudio del desarrollo legislativo de los aspectos referidos a abdicación e inhabilitación del Monarca. Otras fuerzas minoritarias en la Cámara, como IU, han incidido en otros recursos para recordar su ideario republicano.
El Gobierno, pues, está preparado para poner en marcha cualquier tipo de contingencia en este asunto. Eso sí, respetando siempre las directrices que emanen de la Casa del Rey. El mensaje oficial es que no se aprecia un vacío legal que obligue a acelerar los tiempos. Aunque no todo es unanimidad en el Ejecutivo. García Margallo, célebre por sus declaraciones disonantes, aunque generalmente muy habladas con Rajoy, sí apostó por "llenar un vacío que debía haberse llenado antes".
También Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, con mucho más tino declaró hace unos días que este asunto debe tratarse con "mucha tranquilidad y prudencia". Pero añadió que "esto merece una reflexión pausada y no al socaire de una u otra noticia, y creo que el Gobierno tiene la obligación de llevar con prudencia, con sensatez y con discreción todo lo que atañe a la regulación de la Corona o del sucesor de la Corona". En otras palabras una puerta abierta al tratamiento legislativo de esta cuestión candente.
Nadie va a acelerar los pasos del Gobierno en este aspecto. Ni va a llevar la iniciativa. Cada vez que aparezca el asunto de la Ley de Sucesión, la abdicación o la figura del Príncipe, Mariano Rajoy mirará a la Zarzuela. Como ha hecho siempre. Sólo de allí, de la Jefatura del Estado, vendrán las instrucciones.