España

"No hay vuelta atrás": todo el PSOE ya da por hecho que habrá amnistía y Gobierno de Sánchez

Pedro Sánchez cruza el Rubicón con los separatistas, que dan por cerrado el acuerdo para la amnistía de Puigdemont y el resto de condenados y procesados por el procés del 2017

  • La vicepresidenta segunda Yolanda Diaz y el portavoz del PSOE, Patxi López, en el Congreso. -

"No hay vuelta atrás". Las dudas en ciertos sectores del PSOE sobre una posible repetición electoral por el alto precio de la amnistía han quedado disipadas este martes. El circo de dos pistas que ha montado Pedro Sánchez en Bruselas y en el Congreso de los Diputados ha convencido a crédulos, incrédulos y agnósticos de que habrá amnistía y, por lo tanto, Gobierno . "No nos queda duda alguna", dicen fuentes socialistas a Vozpópuli. "Habrá investidura".

Sánchez ha dado un paso que, según estas fuentes, no tiene retorno. Primero, porque el presidente ha dilapidado la Presidencia española de la Unión Europea con su insólita petición de oficialidad para catalán, gallego y euskera en Bruselas. Segundo, porque ha permitido el esperpento parlamentario que se ha vivido en el primer pleno de los pinganillos realizado en las lenguas cooficiales. "Tengo la intuición política de que habrá investidura", afirman fuentes de Ferraz.

El primero en dar por hecho esta investidura ha sido el líder de ERC, Oriol Junqueras, que ha acudido al Congreso a seguir el pleno multilingüe convertido en un diálogo de sordos. Junqueras ha dicho que la amnistía estará en un acuerdo para la investidura de Sánchez, al igual que estaba ya en el pacto para la constitución de la Mesa del Congreso como el uso de las lenguas cooficiales.

"En aquel acuerdo ya se especificaba que había que poner fin a toda forma de represión con todas las medidas legales necesarias", ha señalado Junqueras.

PSOE: no hay acuerdo, sí diálogo

El PSOE ha desmentido que el acuerdo esté cerrado, pero no que lo esté negociando. "Ya ni se preocupan por desmentirlo", lamenta un alto cargo crítico del PSOE en una comunidad autónoma. El Gobierno tampoco lo desmiente. A preguntas de los periodistas, la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, ha sido incapaz de negar que la amnistía para Puigdemont esté ya pactada.

"Estamos en las antípodas de los independentistas. Pero hay garantía para los españoles. El presidente del Gobierno ha demostrado durante cinco años su capacidad para recuperar la convivencia y proteger el marco constitucional en España en todos los territorios", ha respondido Rodríguez a una pregunta directa sobre si la amnistía está ya acordada.

Este diario ha informado de que el Gobierno trabaja desde hace semanas en una ley que llevará por nombre "Alivio Penal". La eliminación de las causas pendientes contra Puigdemont y la eliminación de los delitos contra Junqueras y otros es el peaje que pagará Sánchez por su investidura, a pesar de la creciente contestación interna en el seno del PSOE y las manifestaciones contra este medida que se celebrarán en las próximas semanas.

"Se ha dilapidado la Presidencia de la UE"

El pleno del Congreso ha transcurrido casi en paralelo al debate planteado por el Gobierno en Bruselas para la oficialidad de catalán, euskera y gallego en las instituciones europeas. El debate se ha saldado, como se esperaba, con buenas palabras de todos y una patada hacia delante de los Veintisiete para que casi con total seguridad el debate de las lenguas no vuelva a reabrirse nunca. Sánchez ha evitado el revés de un veto de sus socios. Mientras que Puigdemont, consciente de que era imposible sacar adelante una reforma de estas características, ha dado el gesto por bueno.

Para muchos de los diplomáticos españoles lo ocurrido en Bruselas ha sido un sapo difícil de tragar. Y el certificado de defunción del semestre de presidencia español en la Unión Europea. "Empezamos la Presidencia vendiéndonos ante el mundo como el país que buscaría el inicio de las negociaciones de paz en Ucrania y hemos acabado trabajando para la investidura de Sánchez", se quejaba un veterano diplomático.

El cabreo en amplios sectores de la diplomacia española es amplio. Se quejan de que "se ha dilapidado el capital político de nuestra presidencia". "Lo hemos malgastado en que se hable catalán en Bruselas", aseguran estas fuentes. "Nuestros adversarios deben estar encantados".

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