Carles Puigdemont está apretando a Pedro Sánchez. El expresidente catalán quiere que los socialistas den la cara. Por eso, según ha sabido este diario por fuentes gubernamentales, Puigdemont exige al presidente en funciones que sea el PSOE el que registre la ley de amnistía en el Congreso. Moncloa se escuda en que hay 57 diputados de Sumar y del resto fuerzas de independentistas que reclaman la medida de gracia. Ese mantra es una forma de legitimar la medida. Aunque también set trata de una insinuación. Y es que podrían ser estos diputados quienes arrancaran en la Cámara el proceso. "Ya veremos", zanjan fuentes del núcleo de confianza del presidente cuando se le pregunta sobre el asunto.
No obstante, cabe recordar que el plan de los independentistas es que la amnistía se empiece a tramitar en el Congreso antes de la investidura de Sánchez, cuya fecha límite es el 27 de noviembre. Es más, el PSOE intentará que así sea. Para el jefe del Ejecutivo es bueno que los partidos presenten planes para encajar la amnistía en la Constitución y en el actual marco legal, el nuevo gran mantra de Moncloa. Todo parece indicar que el pacto se quiere cerrar con todas las fuerzas de la investidura para dejar a sus detractores -PP y Vox fundamentalmente- en evidencia.
El marco que quiere instalar el aparto de propaganda de Moncloa es que si la amnistía cuenta con el respaldo de la mayoría absoluta de la Cámara, tiene el respaldo absoluto de los españoles si, en efecto, se vota y sale adelante. El asunto espinoso es de quién parte la iniciativa. Aunque solo la mera admisión a trámite supondría acudir a la investidura reforzado. Es más, serviría como fianza para el independentismo. Es decir, un seguro de que han logrado su objetivo y así poder vender mejor a su parroquia el voto a favor de Sánchez, de quien, en ningún caso se fían al cien por cien. Cabe recordar que Junts ya ha avisado de que no contempla una abstención y darán al candidato socialista un 'sí' o un 'no'.
El apagón informativo
Junts quiere un trato único y pretende cobrar al PSOE muy caro su apoyo a Sánchez. Puigdemont está cautivado por "el momento histórico". Cree tener a tiro de piedra aparecer de nuevo en Cataluña, amnistiado, y autorizado para vender una consulta 'legal'. Y va a por todas. Moncloa, por su parte, sigue instalada en la opacidad. Aunque el apagón informativo ya se vivió el pasado jueves en la recepción que ofrecieron los Reyes con motivo del Día de la Fiesta Nacional en el Palacio Real. Sánchez encapsuló a sus ministros y se ofreció él a la prensa. Esa, según fuentes gubernamentales socialistas, será la tónica los próximos días y la "discreción" el nuevo eslogan de todos los miembros del Consejo de Ministros.
El 12 de octubre fue el presidente quien lanzó los mensajes que quiso. Y, aunque fue calculadamente ambiguo sobre algún tipo de gesto con Puigdemont, logró su objetivo: aparentemente evitó bombas verbales que puedan hacer saltar por los aires las conversaciones con Junts y el resto de socios de investidura. En el aire está que algún pez gordo de Ferraz -Santos Cerdán tiene muchas papeltas- viaje a Bruselas para cerrar la investidura con el expresidente catalán y que el propio Sánchez mantenga alguna conversación telefónica con él. Si lo hace, recuerdan en Ferraz, será "en calidad de secretario general del PSOE".
Eso sí, el presidente en funciones desvincula por completo la medida de gracia de su investidura pese a ser una exigencia inamovible de los partidos independentistas (Junts y ERC) que deben votarle en el Congreso para revalidar La Moncloa. Y pese a que él mismo ha negado la posibilidad de articular la amnistía de marras antes de las últimas elecciones generales. Moncloa tiene ahora al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero sentando cátedra sobre la amnistía, aunque su desatino este lunes en Ondacero ha llevado a Ferraz a cortar sus intervenciones sobre el asunto. El PSOE insiste en que se explicarán los acuerdos cuando haya acuerdos.
La amnistía es un tema que depende de partidos políticosFuentes de Moncloa
El equipo del presidente no se plantea con la amnistía ningún gran acto similar al que Sánchez protagonizó en el Liceu de Barcelona para explicar los indultos en junio de 2021: "Aquel [en referencia a los indultos] eran un tema que dependían única y exclusivamente del Gobierno. Y esto [por la amnistía] no es un tema de Gobierno. Esto es un tema que depende de partidos políticos y de varios grupos que tienen que votar una investidura", aclaran fuentes del núcleo duro de Moncloa.
"Las piezas encajarán. Mientras tanto, seguimos trabajando", zanja el equipo de Sánchez, quien este martes se vio en Ferraz con el comité negociador del PSOE para poner en común percepciones tras los primeros contactos con los partidos en el Congreso. El presidente, según fuentes de Ferraz, constató que hay "canales comunicación hechos que fluyen con discreción". "Hay voluntad por parte de todos de negociar y que la negociación sea seria: es una investidura posible", zanjan en la planta noble del PSOE.
Pepelo
En ese beso homosexual falta Feijoo y el PP. Revisen con quien va a pactar Tusk en Polonia para superar a la derecha comunistas incluidos.No sean ranas que el agua esta hirviendo.