El déficit del Estado sólo se ha ajustado en 150 millones en el primer trimestre de 2012, según el observatorio de Fedea, el think tank ligado al Banco de España. La caída de los ingresos fiscales y el encarecimiento de la deuda hacen inútil cualquier esfuerzo recortando los gastos, y eso ha dejado el déficit de las cuentas públicas según la contabilidad nacional en unos 14.311 millones, apenas unos 150 millones menos que los 14.486 millones de desfase presupuestario del año pasado por estas fechas.
En buena medida y como ha explicado el Ministerio de Hacienda, esta cifra de déficit de las Administraciones Públicas se debe a que el Estado ha tenido que transferir dinero tanto a las comunidades autónomas como a la Seguridad Social. El Gobierno ha adelantado a las autonomías las cantidades correspondientes a 2010 y 2011 que tendrían que cobrar más tarde. Y lo mismo ha sucedido con la Seguridad Social, a la que el Ejecutivo ha inyectado antes los fondos que complementan las pensiones mínimas.
Todo ello implica que por ahora el déficit cero de las autonomías proclamado por Montoro sólo se ha obtenido gracias a las transferencias del Gobierno central. Y si se sustraen esos recursos adelantados, el desfase de las cuentas regionales se ubica en el 3,34 por ciento del PIB, lejos del 1,5 que han de exhibir a finales de 2012. Fedea prevé que las comunidades registrarán un déficit del 2,2 por ciento para este ejercicio.
Según los cálculos de Fedea, las administraciones autonómicas han engordado sus previsiones de ingresos en unos 12.235 millones. E incluso ponen algún ejemplo clamoroso como la Comunidad Valenciana, que estima que recaudará lo mismo que el año pasado pese a la recesión.
Sin embargo, el conjunto de las autonomías presentó en el Consejo de Política Fiscal medidas correctoras por valor de unos 13.000 millones, unos 9.000 en recortes y más de 4.000 en subidas impositivas. De modo que el éxito a la hora de reconducir los presupuestos dependerá de cómo evoluciona la aplicación de estas iniciativas. De momento, hay un claro retraso, algo que en parte puede explicarse porque precisan algún tiempo para surtir efecto y porque resulta más difícil ajustar en Educación y Sanidad, las principales partidas de gasto de las CCAA.
Los expertos de Fedea argumentan que ahora tenemos una de las menores recaudaciones de impuestos sobre el PIB de Europa, un 35 por ciento. Y eso nos coloca al nivel de Estados Unidos. Grecia ronda el 40 por ciento; Alemania, el 44; y Francia, el 50. Esto ocurre porque una porción de los ingresos estatales procedía de los réditos extraordinarios de la burbuja inmobiliaria. Sólo por el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados se han perdido unos 40.000 millones desde que comenzó la crisis.
Los gastos no financieros de la Comunidades Autónomas se han rebajado en un 4 por ciento. El grueso de los tijeretazos ha recaído sobre el capítulo más fácil de aminorar, la inversión, que se ha desplomado un 21 por ciento. Al mismo tiempo, los gastos en intereses se han disparado un 52 por ciento.