Comprar inyecciones por internet, compartir viales de bótox y operaciones sin medidas de seguridad. Éstos son algunos de los riesgos de los tratamientos estéticos ilegales que pueden llegar a ser hasta mortales, una práctica que se ha incrementado en el último año y que es perseguida por la Policía Nacional, según informan fuentes policiales a Vozpópuli.
Los investigadores pusieron el foco hace años en las clínicas clandestinas, muchas de ellas ocultas en domicilios, donde se practicaban este tipo de operaciones. En algunos de estos lugares, los clientes sufrieron daños irreparables y pusieron en riesgo su vida.
Todo se encuentra a través de internet
Porque los encargados de gestionarlos no eran especialistas, ni mucho menos, buscaban sortear los controles sanitarios comprando inyecciones desde fuera de España de mala calidad. Después las ponían sin los mínimos legales exigibles.
Desde hace unos meses el método de estas personas ha cambiado para perpetrar sus estafas. Ahora no tienen un punto fijo, y se desplazan a domicilios por unos precios irrisorios. Muchos de ellos se promocionan a través de páginas web y, evidentemente, carecen de titulación para ejercer.
Es tal la poca calidad y profesionalidad de estos 'falsos especialistas' que los últimos detenidos dejaron en coma a una paciente que viajó a España solo para suministrarse inyecciones quemagrasas. Pagó 3.500 euros y contrató un apartamento vacacional en el centro de Madrid para que se llevara a cabo.
Viales que se utilizan varias veces
El tratamiento salió mal y un día después se encontraba ingresada en coma en un hospital madrileño. Tres semanas después, su cuadro médico no ha mejorado. "El bótox se puede comprar hasta por internet a China, pero tiene que venir y no perder la cadena de frío", explica a Vozpópuli la doctora Elena Berezo, de clínicas EB.
Uno de los grandes problemas que se han encontrado en los últimos tiempos en su clínica son las visitas de gente joven que quieren compartir el bótox con sus amigas. "Los viales no se pueden compartir ni reutilizar", aclara esta doctora.
El peligroso bótox coreano
Uno de los productos ilegales que se está extendiendo en este mercado es el bótox coreano, que es ilegal en nuestro país, pero que se compra a través de internet. Muchos de estos compuestos son comprados por un precio un poco superior a los cien euros en Andorra o Portugal.
Una de las recomendaciones fundamentales para que los clientes se sientan seguros con estos tratamientos es que siempre se abran los viales en su presencia. Algunas de las clínicas 'low cost' reutilizan peligrosamente los materiales de los clientes.
Desde el final de la pandemia del coronavirus, este mercado de las clínicas clandestinas y los especialistas a domicilio vivió un auge a través de internet. Instalar estos locales es tan fácil como tener un piso con una pequeña sala y una habitación. Estos lugares carecen de los controles sanitarios y no hay ni médicos que realicen los pinchazos.
250 euros por un pinchazo de bótox
Otra de las últimas operaciones policiales contra este peligroso sector se produjo en el municipio madrileño de Pozuelo de Alarcón. Los agentes de la Policía Nacional interceptaron un vehículo en el que viajaba una pareja, un hombre español y una mujer china, tras salir de un chalet. En el registro del coche, localizaron una mochila que contenía numerosos fármacos, así como diferentes productos químicos para tratamientos estéticos.
Avanzadas las pesquisas, se pudo comprobar que en el interior de la vivienda se encontraban dos mujeres que manifestaron haber sido inyectadas con distintos productos en zonas del rostro. Habrían pagado cada una 250 euros por los servicios estéticos prestados, careciendo la vivienda de toda medida higiénica y sanitaria.
Los dos fueron detenidos como presuntos autores de un delito contra la salud pública, por poseer y administrar compuestos y fármacos de origen extranjero, sin garantía sanitaria ni titulación médica alguna. Una práctica fraudulenta que puede llegar a ser mortal.
Yomismo
Pues no hay que complicarse la vida. Quien haga uso de esos productos y enfermen o mueran, allá ellos. Y a los que lo ofrecen duras penas de prisión.