España

El ala catalanista del PSC prepara la revancha contra Navarro y alienta el choque con el PSOE

La ayuda que el primer secretario del PSC, Pere Navarro, le está prestando a Alfredo Pérez Rubalcaba puede salirle cara. En el socialismo catalán se tiene la impresión de que Navarro ha ganado una batalla en la votación registrada hoy en el Parlamento catalán, pero ha perdido la guerra. De hecho, el ala catalanista del partido ya prepara la revancha y aspira a conquistar el cartel electoral para la Alcaldía de Barcelona y el de las próximas autonómicas.

  • Pere Navarro y Alfredo Pérez Rubalcaba, el pasado miércoles en el Congreso.

Este jueves lo que se ventilaba en el Parlamento catalán era si se pedía o no al Gobierno que preside Mariano Rajoy autorización para convocar el referéndum desde Cataluña. La propuesta ha salido adelante con el aval de parte del frente soberanista –CiU, ERC, Iniciativa y tres diputados del PSC–, la abstención de la candidatura independentista de Unidad Popular y el rechazo de la mayoría de los diputados del socialismo catalán, de todo el PP y de Ciutadans. Ninguna sorpresa, pero sí la confirmación del terremoto interno que sacude el PSC que, según el análisis interno que se hace en las filas socialistas, puede tener serias réplicas en el futuro tanto en Cataluña como en Madrid.

El sector más nacionalista del socialismo catalán cree que Navarro pagará caro el favor que le está haciendo a Rubalcaba 

El recuento de heridos se resume así: el PSC queda en el Parlamento catalán con cuatro de sus 20 diputados en pie de guerra, con un primer secretario, Pere Navarro, cuestionado por un amplio sector del partido y con un grupo parlamentario en Madrid formado por 25 diputados dispuestos a bailarle el agua a Rubalcaba. Un miembro de la ejecutiva federal del PSOE resume la situación con estas palabras: “Alerta roja y fractura total”.

Los tres diputados del PSC que han votado a favor de pedir a Madrid la consulta –Marina Geli, Núria Ventura y Joan Ignasi Elena– se resisten a dejar el escaño, paso que sí dio antes de la votación el alcalde de Lérida, Ángel Ros, al tiempo que su compañera Rocío Martínez-Sempere abandonaba la dirección del PSC. Estos dos gestos, según fuentes socialistas, no implican que el ala nacionalista del socialismo catalán haya tirado la toalla. Muy al contrario, ya prepara su revancha con la vista puesta en las elecciones municipales del año que viene y en las autonómicas de 2016, si es que Artur Mas no las adelanta.

Ángel Ros y Rocío Martínez-Sempere no son dos 'críticos' cualquiera, pues gozan de fuerte prestigio dentro del PSC

La dimisión como diputado del alcalde Ángel Ros se ha interpretado en su partido como una señal de alguien que aspira a defender a partir de ahora con mayor libertad que antes sus tesis catalanistas. Ros no es un militante cualquiera. Ingeniero de telecomunicaciones, profesor de la Politécnica y con amplia experiencia en el sector privado, ha encontrado la oportunidad de oro para consolidar su liderazgo en Lérida y también, probablemente, para aspirar con más posibilidades al cartel electoral que ocupó Pere Navarro en las autonómicas de 2012 con resultados desastrosos para su partido, orillado como tercera fuerza política después de dejarse ocho escaños.

A Ros le une a Martínez-Sempere la aspiración mutua a fortalecer sus carreras políticas. Esta última se ha dado de baja en la ejecutiva del PSC. Profesora de la Pompeu Fabra, Sempere procede de la factoría de Narcís Serra y se ha formado en la London School of Economics. Tampoco es una política cualquiera y si hoy ha aceptado la disciplina de voto impuesta por Navarro tomando al mismo tiempo distancia de la dirección de su partido, ha sido porque tiene en su agenda participar en la primarias que elegirán el año que viene al candidato socialista a la Alcaldía de Barcelona.

Ros aspira al cartel electoral de las próximas autonómicas y Sempere al de la Alcaldía de Barcelona

Después de la votación de este jueves, el sector catalanista del PSC no queda ni mucho menos neutralizado. La presión ejercida por Alfredo Pérez Rubalcaba ha llevado a Pere Navarro, que no es españolista, a tratar de aparentar una paz provisional para evitar un choque de trenes con el PSOE en un momento especialmente delicado, con el guion secesionista navegando sin rumbo fijo en medio de la tormenta y un ciclo electoral que ha puesto en juego los intereses de los candidatos locales que se medirán en las elecciones municipales del año que viene, preocupados porque el PSC se haya retratado hoy en el Parlament en la misma foto que el PP.

El voto en contra de que el Congreso transfiera a Cataluña las competencias para convocar el referéndum no es compartido por amplios sectores del PSC que prefieren contener la respiración y guardar silencio. La opinión del sector mayoritario ha sido expresada por el exconsejero de Gobernación Xavier Xabaté. En su opinión, el PSC se debería haber abstenido, explicando que defiende hacer la consulta, pero encauzando unas aspiraciones de autogobierno mediante un ambicioso diálogo político que no aboque, en ningún caso, a un callejón sin salida como el que ha decidido transitar Artur Mas.

Un amplio sector del PSC se decantaba por la abstención, en lugar del voto negativo a la consulta soberanista impuesto por Navarro

Uno de los imanes principales que ha utilizado hasta ahora el PSC para aglutinar a todos los sectores –socialistas, republicanos, anarquistas, españolistas, nacionalistas…– y que mejores rendimientos electorales le han dado ha partido de la cabeza bien amueblada de Miquel Iceta. Exfontanero de La Moncloa en la etapa de Felipe González y veterano dirigente de su partido, acaba de ingresar en la ejecutiva federal del PSOE en sustitución del polémico José Zaragoza, involucrado en el escándalo de espionaje de la agencia Método 3. Iceta, fino negociador, culto e inteligente, fue en el pasado uno de los pocos capaces de fabricar un discurso arropado por todas las sensibilidades del PSC, una obra que quedaría truncada si esta formación practicara en adelante un discurso monolítico, aseguran las mismas fuentes. De este criterio dará buena cuenta el manifiesto que prepara el sector crítico a favor de la pluralidad. La guerra continúa.

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