Albert Rivera contra Pablo Iglesias. Las dos personas que han revolucionado la política en España son también dos auténticos “animales mediáticos”. Salvados, el programa de Jordi Évole, les enfrenta en un debate inédito. Son la alternativa a los partidos tradicionales, Partido Popular y Partido Socialista. Representan también una nueva manera afrontar la presencia de líderes políticos en los medios de comunicación.
El programa muestra a los dos candidatos que quieren dinamitar el modelo bipartidista en un cara a cara sin guión previo, natural, sin cronómetro en mano, una estructura abierta que permite a cada uno de los protagonistas exhibir sus ideas, talantes y maneras. Évole abre la temporada de Salvados con este plato fuerte en el que se tratan los asuntos que preocupan a la ciudadanía: nacionalizaciones, cómo acabar con el paro, fraude fiscal, corrupción…
Hace nueve años se pudo ver Albert Rivera desnudo en el cartel electoral de Ciudadanos. ¿Se imagina alguien a Mariano Rajoy de esa guisa en alguna campaña en sus años mozos? La modernidad, las nuevas maneras de encarar la comunicación con los electores son rasgos que definen a este político. Sus detractores lo consideraron una banalidad, una frivolidad que le terminará pasando factura si quiere ser presidente de Gobierno. Sus admiradores lo consideran una muestra de valentía, el ejemplo de que quiere cambiar las cosas.
Consciente de la posibilidad que dan los medios, Rivera aparece con frecuencia en tertulias televisivas, donde da muestra de una oratoria muy convincente. La gente de Ciudadanos es muy accesible, no se comunica con “plasma”. Resulta muy pedagógico Rivera cuando relata sus propuestas. Sus maneras tranquilas, frente a la agresividad de Pablo Iglesias, le acercan al espectador.
Las maneras tranquilas de Albert Rivera le acercan al espectador
Habitual de tertulias televisivas, Pablo Iglesias también apuesta por la presencia masiva de Podemos en los medios de comunicación. Su partido ha logrado cambiar el lenguaje, ha introducido en la contienda sus términos favoritos: “casta”, “régimen del 78”, “nosotros, los demócratas”, “la vieja y la nueva política”. Su propio nombre, “Podemos”, es marca que representa la posibilidad del cambio. En este sentido, han empezado a ganar la batalla de las ideas porque todos entran al trapo cuando salen a relucir estos conceptos. Los adversarios de Podemos tienen que defenderse una y otra vez y argumentan que no son casta.
Podemos hereda mucha de su carga ideológica del 15-M, pero también sus herramientas. Fue un movimiento omnipresente y activo en las redes sociales, como lo son ahora todas las propuestas y actuaciones de Pablo Iglesias y el resto de líderes de la formación morada.
Pablo Iglesias posee una manera de decir las cosas, de replicar al adversario con cierta agresividad. Esta característica le puede procurar la presencia en los medios, donde la polémica genera audiencia, pero le resta capacidad de seducción.