Se cerró la jaula de grillos. Por ahora. El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se encomienda a quienes le quisieron retirar del partido para agotar la legislatura. El líder de los socialistas está decidido a unificar la acción política de Moncloa y Ferraz para que no haya ruido. Por eso ha creado un núcleo duro presidido por él, paralelo a la Ejecutiva, e integrado por otras nueve personas -cinco de ellas ministros-. El jefe de gabinete de presidencia, Óscar López, también tiene las llaves de ese búnker.
Sánchez ha optado por caras que en su día se enfrentaron a él para revolucionar al PSOE e ir "a por todas", como verbalizó en el debate del estado de la nación. El nuevo portavoz en el Congreso, Patxi López, fue su rival en las primarias junto a Susana Díaz. Pero hay más. El propio Óscar López, su amigo, fue el portavoz del exlehendakari durante la campaña para liderar el partido en aquellos tiempos convulsos para el socialismo. Y la ministra de Educación, Pilar Alegría, nueva portavoz en Ferraz, ya ejerció ese cargo bajo las órdenes de la expresidenta andaluza.
En el PSOE, que este sábado celebra un comité federal para ratificar los cambios, ha causado cierta sorpresa el terremoto de Sánchez. Una fuente que conoce muy bien todos los entresijos de Ferraz no duda en calificar de "llamativo" el hecho de que el líder del partido recurra a viejos rostros del aparato socialista. Lo cierto es que este es el último cartucho político del presidente, pues tendrá que afrontar con este equipo el ciclo electoral que se avecina, con las elecciones municipales y autonómicas en mayo del año que viene y las generales a finales de 2023 o principios de 2024 como muy tarde.
La vuelta del pasado del PSOE solo se explica por algo muy sencillo: el poder. Así lo ve alguien que formó parte del núcleo duro de Sánchez, que asume que las contradicciones en las que hayan caído los protagonistas de estos cambios solo se entienden por la necesidad de ”estar en el poder”. Y ahora toca servir a quien lo tiene: es decir, a Pedro Sánchez.
La falta de relevos
Sánchez es consiciente de que el equipo que armó durante su pelea por volver a la cúspide del PSOE no ha funcionado. Del 'sanchismo' solo queda un gran rostro destacado: el del secretario de organización, Santos Cerdán. El resto ha sido devorado. Ni José Luis Ábalos, ni Carmen Calvo, ni Adriana Lastra ni Iván Redondo han sobrevivido al desgaste de un presidente asediado por la inflación que intenta dar con la tecla que le permita remontar en las encuestas.
Pese a que secretario general del PSOE se agarre a perfiles veteranos para empoderarse aprovechando todas las estructuras y la militancia del partido, la estrategia no deja de evidenciar un problema capital en Ferraz. Y es que no hay nadie en el partido con proyección nacional y alma de líder que se ponga en la casilla de salida para relevar al secretario general. Todo se circunscribe a obedecer a quien tiene el poder.
Sánchez, en su empeño por laminar cualquier ápice de oposición interna, ha sido incapaz de apostar por una nueva generación de políticos destinada a tomar las riendas del PSOE. Aunque es cierto que recoser al partido y rodearse de quienes un día fueron tus adversarios genera la cohesión y la unidad interna que el PSOE necesita para acompasar. Tampoco acompasar el Gobierno a la realidad del partido, otro de los principales asuntos que se buscan con estos cambios.
¿Ministros de qué?
Que el líder del PSOE dé más peso a los ministros en la acción del partido no es casualidad. La remodelación de Gobierno que emprendió hace un año ha sido un auténtico desastre, como reconocen en privado algunos socialistas de peso. Un fiasco al que el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), de julio, ha puesto datos: el 74,9% de los españoles no conoce a la ministra de Educación, Pilar Alegría. El 79,2% no conoce a la titular de Justicia, Pilar Llop. El 87,5% no sabe quién es la ministra de Ciencia, Diana Morant. El 85,1% desconoce el nombre de la ministra de Transportes, Raquel Sánchez. Y el 71,3%, si se encuentra a la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, ni se inmuta.
Pero no solo fracasó su apuesta en el Gobierno. Sus cambios en el partido tampoco han funcionado. La salida del exsecretario de organización y exministro de Transportes José Luis Ábalos del alto mando de Ferraz y de Moncloa y el ascenso de Santos Cerdán, entonces número dos del valenciano, no ha dejado respirar al partido. Y todo porque Cerdán ha vivido una guerra de alta intensidad con Adriana Lastra que ha terminado con la renuncia de la ya ex vicesecretaria general del PSOE. Un cargo que asumirá la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Los socialistas miran atrás para saber qué serán más adelante.
Milana bonita
Esperemos que esos que no le pudieron eliminar sean ahora capaces de clavar el estoque hasta la bola y rematar la faena...
xaxonem
Por muchos mercenarios que reclute no puede, no podrá, salvar su legislatura para volver a engañar a la gente. Tengo delante de mi el libro de Joaquin Leguina que aclara mucho sobre este personaje. Pedro Sánchez, historia de una ambición. Se lo recomiendo a sus propios votantes, para que sepan verdades que desconocen. Porque triste sería que las conocieran y las consintieran.
Fran2
De acuerdo con el autor, es sobre todo el poder. Dejo una información por si interesa: Síndrome de hubris (SH) es un trastorno psiquiátrico adquirido que afecta a personas que ejercen el poder en cualquiera de sus formas.La falta de humildad y empatía en su ejercicio puede hacer que cualidades como la confianza y seguridad en uno mismo se transformen en soberbia, arrogancia y prepotencia características del SH. Owen (2009), Criterios diagnósticos del Síndrome de hubris: 1. Propensión narcisista a ver el mundo como un escenario donde ejercitar el poder y buscar la gloria 2. Tendencia a realizar acciones para autoglorificarse y ensalzar y mejorar su propia imagen 3. Preocupación desmedida por la imagen y la presentación 4. Modo mesiánico de hablar sobre asuntos corrientes y tendencia a la exaltación 5. Identificación con la nación, el estado y la organización 6. Tendencia a hablar de sí mismo en tercera persona y usar la forma regia de nosotros 7. Excesiva confianza en su propio juicio y desprecio por el de los demás 8. Autoconfianza exagerada, tendencia a la omnipotencia 9. Creencia de que no deben rendir cuentas a sus iguales, colegas o a la sociedad, sino ante cortes más elevadas: la historia o Dios 10. Creencia firme de que dicha corte les absolverá 11. Pérdida de contacto con la realidad: aislamiento progresivo 12. Inquietud, imprudencia, impulsividad 13. Convencimiento de la rectitud moral de sus propuestas ignorando los costes 14. Incompetencia ‘hubrística’ por excesiva autoconfianza
decantador
Megalómano.. .autócrata Y narcisista, cuanto antes se marche mejor ya que va a dejar este pobre país , como un solar.