Pedro Sánchez no atina con los portavoces del PSOE. El presidente del Gobierno ya da por amortizado a su último fichaje, la diputada por Burgos Esther Peña, quien no ha cumplido siquiera un año como rostro de la ejecutiva del partido. En los últimos dos meses y medio, desde que arrancó el curso político tras el verano, Peña solo ha ofrecido cuatro ruedas de prensa en la sede de Ferraz. El runrún sobre su salida no hace más que crecer. Si, finalmente, el líder socialista la reemplaza, el recambio sería el quinto desde que está en Moncloa. Peña se sumaría a Óscar Puente, Felipe Sicilia y Pilar Alegría. "Se la han cargado. Van triturando gente...", lamenta un dirigente socialista.
La filtración del nombre del ministro de Transformación Digital, Óscar López, como candidato para batirse con Isabel Díaz Ayuso en Madrid, previsiblemente procedente de Presidencia según fuentes socialistas, ha convulsionado al PSOE y ha puesto de uñas al PSM. Las fuentes consultadas admiten que "todo el mundo está muy nervioso". El ambiente que se respira es similar al de un fin de ciclo. La tercera etapa de Sánchez en Moncloa, donde ya lleva más tiempo que su antecesor Mariano Rajoy, ha encallado en la arena de los escándalos de corrupción y de negociaciones imposibles con los socios.
El líder del PSOE está herido. Su prestigio dentro de su partido se desgasta cada dia más. Basta recordar que incluso quienes le han apoyado siempre no entendieron su jugada de amago dimisionario el pasado mes de abril tras la imputación de su mujer. El caso que afecta a Begoña Gómez le ha afectado como pocas cosas desde que está en política. Entre sus acólitos también hay quienes no comparten algunos de sus últimos movimientos, como el pacto para una financiación singular de Cataluña. Algunos admiten que esta versión de Sánchez es diferente a todas las anteriores. Este presidente apenas comparte sus reflexiones. Se ha encerrado en una cápsula y solo responde ante sí mismo.
Quedan menos de dos semanas para el Congreso Federal del partido en Sevilla y de la marcha de la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, a Bruselas, si al final no naufraga el colegio de comisarios propuesto por la conservadora Ursula von der Leyen. Y la coyuntura de adversidad recuerda al precedente de la revolución que Sánchez emprendió en verano de 2021. Esa hecatombe es la que tiene a los cargos consultados en alerta, porque ven a su líder preparando otra sacudida tanto en el Gobierno como en la direcciíon federal del PSOE.
El PSOE perdió en mayo de 2023 seis gobiernos autonómicos. La carambola que permitió a Sánchez seguir en Moncloa tras las elecciones del 23-J ha postergado la "necesaria reflexión" que, explican las fuentes consutltadas, deben realizar los socialistas tras aquel batacazo y que sigue pendiente. Ferraz debe emprender una reconstrucción profunda de su discurso. Pero estas fuentes lamentan que el congreso de Sevilla no será el momento. Dentro del partido está arraigada la sensación de que las decisiones estratégicas se toman única y exclusivamente a conveniencia de las necesidades del Ejecutivo.
En el partido se ponen encima de la mesa varios cambios posibles. En las últimas semanas resonó con fuerza el de Santos Cerdán. Que el secretario de organización tiene muchas papeletas para caer en el próximo Congreso Federal del PSOE, que se celebrará del 29 de noviembre al 1 de diciembre, es un secreto a voces en la gran casa socialista. Una parte del PSOE ve “insostenible” la situación de Cerdán y vaticina su caída. El año 2024 no ha sido su año. Desde la eclosión del caso Koldo, en febrero, todo han sido disgustos para el número tres de Ferraz.
No obstante, respecto al alcance de la remodelación en el Gobierno, en el PSOE hay división. Hay, en efecto, quienes ven una crisis potente. Y enfrente están los que apuestan por un retoque mínimo que afectará solo al sustituto de Teresa Ribera. Aunque sí hay consenso a la hora de afirmar que el relevo de la socialista no conservará la vicepresidencia tercera, como ocurrió con Carlos Cuerpo cunado este relevó a Nadia Calviño. Pase lo que pase, solo Pedro Sánchez lo sabe.